El Papa Francisco cumple 12 años de pontificado con una tarta en el hospital
Muestra de su mejoría, Francisco tuvo este jueves «una pequeña fiesta» con el personal médico del hospital Gemelli por sus 12 años de pontificado, según la oficina de prensa del Vaticano.

El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio (c) saluda a los files tras ser elegido nuevo papa, el 13 de marzo de 2013. EFE/Alessandro Di Meo
Jorge Bergoglio celebró este jueves con una tarta sus 12 años como papa Francisco en el hospital donde se encuentra ingresado desde hace casi cuatro semanas, todo un símbolo cuando su precario estado de salud plantea dudas sobre su futuro.
¿Cuándo saldrá del hospital Gemelli de Roma? ¿En qué estado? ¿Podrá continuar su misión? Las preguntas aumentan a medida que se prolonga la hospitalización del jesuita argentino de 88 años.

«La situación de esta tarde sigue estable, porque se necesita tiempo para que un cuerpo de 88 años que sufre una neumonía bilateral se recupere en términos de energía, de fuerza», indicó una fuente vaticana.
Su pronóstico dejó de ser reservado el lunes, y una radiografía del tórax un día después confirmó «las mejoras registradas en los días anteriores», según el último parte médico, publicado el miércoles.
Muestra de su mejoría, Francisco tuvo este jueves «una pequeña fiesta» con el personal médico del hospital Gemelli por sus 12 años de pontificado, según la oficina de prensa del Vaticano.
«El personal sanitario que lo acompaña estos días pensó en celebrarlo con una tarta y velas», agregó esta fuente, sin dar más detalles.
Durante el día, el Santo Padre siguió con el tratamiento y la fisioterapia, además de rezar y seguir a distancia los ejercicios espirituales celebrados en el Vaticano por la Cuaresma.
Aunque ya no se encuentra en estado «crítico», el obispo de Roma sigue necesitando asistencia respiratoria a través de una cánula nasal, de día, y de una mascarilla, de noche.
Francisco cumple 12 años de pontificado, desde aquel 13 de marzo de 2013, cuando se presentó al mundo en el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro, y lo hace en el hospital, donde se recupera de graves problemas respiratorios, mientras el mundo piensa inevitablemente en el futuro de la Iglesia.
El papa, que en su primer discurso ya avanzó la idea de una «Iglesia pobre para los pobres», ha centrado desde entonces todos sus esfuerzos en reformar la Santa Sede para hacerla más transparente y efectiva.
Ahora, a sus 88 años y con problemas de salud, la incertidumbre radica en saber si saldrá del hospital con las fuerzas necesarias para continuar su pontificado o si, en cualquiera de los casos, el próximo papa mantendrá una mentalidad reformadora o regresará al conservadurismo del pasado.
Mayor presencia de las mujeres en la Iglesia
Antes de ser ingresado en el hospital el 14 de febrero, el papa había impulsado uno de los objetivos de su pontíficado: una mayor presencia de las mujeres en la Iglesia y con mayores cargos de poder.

Y nombró a la religiosa Raffaella Petrini como la primera mujer presidenta de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, el órgano que ejerce el poder ejecutivo en la Santa Sede, del que ya era secretaria general. Incluso cuando fue nombrada secretaria de la Gobernación, en 2021, fue la primera mujer en asumir ese cargo.
Algunas semanas antes, Francisco nombró a la también religiosa Simona Brambilla, prefecta (ministra) para el dicasterio de los Institutos de Vida Consagrada: la primera mujer responsable de un dicasterio, algo hasta entonces reservado generalmente a cardenales.
La reforma económica
En estos 12 años, uno de los logros del papa ha sido la reforma total de la gestión de las arcas del Vaticano, objeto en el pasado de enormes irregularidades, como se ha comprobado en diferentes juicios, incluido el que condenó al cardenal Angelo Becciu, antiguo Sustituto de la Secretaría de Estado.
Con la creación de la Secretaría de Economía, que gestiona todo el patrimonio inmobiliario y también los fondos que antes estaban a disposición de la Secretaría de Estado, el papa ha dado transparencia y sobre todo control a las cuentas, que finalmente también son públicas.

Además de aprobar medidas para el menor gasto de los cardenales y crear una comisión para buscar fondos ante la bajada de las donaciones.
La lucha contra la pederastia
A su llegada al «trono de Pedro», el pontífice argentino tuvo claro la importancia de luchar contra la pederastia en el seno de la Iglesia y escuchar a las víctimas, para lo que creó la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, a la que recientemente exigió un informe anual sobre cómo procede la batalla contra los abusos.
En estos años también ha realizado decenas de intervenciones de carácter legislativo e incluso eliminado el secreto pontificio en estos casos y obligado a las diócesis de cada país a ocuparse, algo que, sin embargo, está fallando, pues no en todos la Iglesia se ha tomado en serio obligaciones como la de crear centros de atención a las víctimas.
Mientras que en el Vaticano sigue faltando rapidez y transparencia para informar sobre los casos de abusos y las sentencias de los sacerdotes implicados.

Una Iglesia menos ‘italiana’
Durante casi 9 años, el papa y una Comisión formada por nueve cardenales trabajó para la promulgación de la nueva Constitución «Praedicate Evangelium» (Predicad el Evangelio) que reforma la administración vaticana y sus diferentes dicasterios (ministerios).
Francisco, además, ha dejado su legado con la elección del 80 por ciento de los cardenales que elegirán al nuevo pontífice, al cambiar totalmente la distribución geográfica del colegio cardenalicio con muchos más representantes de países lejanos, de Asia y África, que no encontraban espacio en la Capilla Sixtina, y una menor representación de Europa y de Italia.
Aunque esto no quiere decir que el próximo cónclave sea afín a las ideas de Jorge Bergoglio.

La oposición que tomará la palabra en el próximo cónclave
Todos estos cambios, como por ejemplo dar la bendición a las parejas gays, han provocado que en estos doce años se hayan desatado resistencias contra Francisco y que el área más ultraconservadora de la Iglesia católica mostrase sin ningún reparo su oposición a cualquier decisión del pontífice.
Este ala podría tomar la palabra durante el cónclave para frenar las reformas y volver atrás en algunas cuestiones eligiendo un papa menos activo o un pontífice de transición.

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