La “cero tolerancia”

El plan de “cero tolerancia”, vigente desde diciembre, ha mermado la venta de bebidas alcohólicas y, por ende, la captación de impuestos en ese rubro.

En la publicación de este periódico del viernes 7 de febrero donde destaca que en enero del presente año Hacienda dejó de percibir $ 10,000,000 millones de dólares vía impuestos. Definitivamente ha tenido un efecto disuasivo, según esta caída en recolección de impuestos además de las múltiples conversaciones que en todo tipo de ambientes se han dado en torno a esta nueva ley cero alcohol.

Llama la atención el alto consumo de alcohol en nuestra sociedad y en este tema no podemos compararnos con otros países pues es un tema antropológicamente social propio de nuestra cultura y esta ley vino a demostrar que la sociedad salvadoreña es una sociedad en la que el licor es parte de nuestra cultura, de nuestra idiosincrasia.

Es una sociedad alcoholizada, pero en ningún momento hablo de una sociedad alcohólica, que es un concepto totalmente diferente.

Ese viernes di mi opinión en radio en espacio para los que somos fieles sintonizadores de ese programa y mi sorpresa fue un ataque furibundo, por el que pareciera que todos los que esgrimieron que, en El Salvador, lamentablemente los números fríos como una cerveza, dicen todo lo contrario. 

Los mismos que llamaron refutando mi opinión no se dieron cuenta de que tanta razón tengo pues con esta ley ya no se puede degustar en un desayuno una deliciosa mimosa o un Bellini si es en la tarde, un almuerzo dominical acompañado de una cerveza si se sale almorzar en familia o una copa de sangría si se desea tomar como aperitivo.

Todos estos ejemplos no son de personas alcohólicas son costumbres que se tienen y se han incrementado a lo largo del tiempo al igual del consumo de otro tipo de bebida con un leve porcentaje de licor en una sociedad que, los comercios nivelan sus ganancias de subsistencia por la ganancia que genera la cerveza servida o el coctel preparado y consumido en un restaurante tendrán problemas de ventas ante la nueva ley y las consiguientes sanciones que esto conlleva.

Tenemos una reunión familiar. En el mayor porcentaje de las familias no falta el licor o la cerveza o una copa de vino y ello no es ser alcohólico, es parte de la cultura es parte del diario vivir de igual forma hay muchas otras familias como personas que son 100% abstemias; por eso no somos una sociedad alcohólica.

 ¿Por qué se consume alcohol en el país? ¿Cuáles son los detonantes de que tanto hombres como mujeres consuman licor?

El problema no es el consumo de licor, sino el abuso.

Todo lo que he mencionado es parte de la vida urbana pero no quiero finalizar con el uso, consumo y abuso del licor en el área rural de nuestro país si algo tiene en común la mayoría de cantones son sus canchas de fútbol bien cuidadas y son el centro neurálgico de la convivencia del cantón donde los fines de semana después de jugar el equipo ganador su premio en muchos lugares no es un trofeo, es una pata de elefante de licor para que el equipo ganador brinde y celebrar el triunfo.

Luego nos vamos a la parte religiosa: después de un fin de novenario, cabo de año de un difunto el refrigerio se puede acompañar de chica y que es la chicha una bebida fermentada de frutas y para finalizar una de las grandes bondades de la salud pública es tener una mirada amplia de los fenómenos sociales y del comportamiento humano a fin de poder identificar los factores de riesgo que con llevan a perder la salud. En cuanto a la ley “cero alcoholes”. 

Solo tenemos que cumplirla pues es una ley y la ley se respeta. No puedo dejar de señalar otro fenómeno que se da con este tema y es el contrabando de este la comercialización del mismo que tanto afecta nuestro país realmente no lo sé pero sin duda debe existir y sin duda alguna algo que ha demostrado ser eficiente es que entre más caro es el producto nocivo para la salud en algo disminuye su consumo.

 Mientras tanto se debe trabajar más en investigaciones que demuestren cuál es la ruta forma para controlar y contribuir a un mejor estilo de vida saludable en torno a todos los productos nocivos para la salud y estar atentos a tantas sustancias ilícitas e ilegales que cada vez circulan más como la marihuana y los químicos alucinógenos puros y sintéticos.

Para no dejar duda, claro que consumo licor y, ¿por qué no decirlo?, lo disfruto con responsabilidad y esto no me convierte en alcohólico, pero sí en una persona con una cultura alcoholizada que es muy diferente y ante sí estoy o no estoy de acuerdo con la ley simplemente digo: hay que cumplir la ley.

Médico.