La política de la imagen
El dictador mexicano Antonio López de Santa Anna es recordado por ser una figura política que defendía la idea de mantener al pueblo ignorante ya que por medio de la ignorancia Santa Anna encontraba menor resistencia y más facilidad para gobernar a sus términos.
Cuando pienso en la política me es imposible no compararla con los certámenes de belleza. Y, antes de que me juzgues por mis antecedentes, permíteme explicarte mis motivos. Estoy convencida de que, si no has visto previamente la semejanza, terminarás entendiendo que realmente se trata de dos procesos muy similares, pero de mundos diferentes.
Vamos a empezar con algo que en los certámenes de belleza puede ser obvio y en la política, aunque no lo creas, influye de forma importante en la decisión de los votantes: el atractivo físico.
Estoy consciente de que la belleza es relativa y la diversidad representada en certámenes internacionales de belleza son prueba de ello; sin embargo, la política no se queda atrás. ¿Lo dudas? Déjame retomar algunos ejemplos que hagan más visible este fenómeno. Viajemos a 2015, cuando Justin Trudeau fue electo como Primer Ministro de Canadá. Durante su campaña su apariencia física y carisma destacaron en su percepción ante medios de comunicación, analistas políticos y el electorado.
Ahora viajemos a México de 2012 con Enrique Peña Nieto. Su apariencia física fue explotada como parte de su imagen política generando una amplia discusión en medios de comunicación y redes sociales.
¿Todavía tienes dudas? Vámonos un poco más atrás a Estados Unidos en 1960 cuando Nixon y Kennedy se enfrentaban por la presidencia. El primer debate político televisado de la historia fue protagonizado por estos dos candidatos. Mientras Nixon se negó a usar maquillaje en preparación para la cámara y usó un traje gris que se mezclaba con la escala a grises de la televisión, Kennedy llegó al plató de televisión con un bronceado que en la pantalla daba un look más fresco, juvenil y relajado y un traje oscuro que resaltaba sobre su contrincante.
¿Cuál fue el resultado de este debate? Aquellos quienes escucharon el debate por radio consideraron que Nixon resultó ganador por su argumentación; por otro lado, quienes vieron el debate por televisión le otorgaron el éxito rotundo a Kennedy resaltando su carisma y atractivo.
Este fenómeno denominado “la política de la imagen” se ha perfeccionado para hacer que los candidatos políticos exploten su carisma y atractivo físico para embolsarse más votos de cara a las elecciones. ¿No les parece que los candidatos se vuelven reinas de belleza promocionando su imagen y buscando su mejor perfil, su mejor foto y aquella imagen que los haga enamorar al electorado?
Desde que los certámenes de belleza han ido avanzando en el tiempo se ha propagado más esta idea de que las reinas de belleza deben ser reinas integrales; no importa únicamente la belleza, sino también que sea una mujer líder, que inspire y aporte a la humanidad. Pero al momento de ver el evento final y la coronación parece que se nos olvida todo lo que las Misses son capaces de hacer y las juzgamos por un único aspecto subjetivo. No nos tomamos la tarea de investigar su causa social, qué tan compenetradas están con su comunidad y qué tanto podrían hacer por nosotros.
Exactamente lo mismo sucede en elecciones. Al estar frente a la papeleta en esa caja de cartón a punto de emitir nuestro voto muchas personas no tienen ni idea sobre qué trata la plataforma política de los candidatos, no conocen su preparación; desconocemos todo lo que nos permitiría tomar una decisión consciente sobre quién nos representará y tomará decisiones por nosotros.
¿Y por qué pasa esto? Pues, en política, sucede porque no tenemos una educación cívica que nos permita desarrollar pensamiento crítico y conocimientos básicos como la estructura de nuestra Constitución de la República, nuestras responsabilidades políticas y muchos otros deberes y derechos. El dictador mexicano Antonio López de Santa Anna es recordado por ser una figura política que defendía la idea de mantener al pueblo ignorante ya que por medio de la ignorancia Santa Anna encontraba menor resistencia y más facilidad para gobernar a sus términos.
He conocido muchas reinas de belleza que no son lo que sus redes sociales proyectan y llevar una banda y una corona es un enorme peso. Ahora imagínate llevar la banda presidencial que conseguiste por tener el jingle más pegajoso y la fotografía más editada para quitarte unos años de encima. Si me lo preguntas… patético.
Miss El Salvador 2021 y Máster en Consultoría Política

CONTENIDO DE ARCHIVO: