José Efraín, el pequeño gran guerrero que venció todo pronóstico

Karla de Iraheta y Efraín son los padres de José Efraín un "pequeño guerrero" que nació a las 26 semanas de gestación por medio de una cesárea.

Nació el 29 de abril en el Hospital 1° de Mayo del ISSS, a raíz de una preeclampsia grave que le fue diagnosticada a su mamá a los 4 meses de un embarazo de alto riesgo.

"El médico me dijo que tenía que quedar ingresada a esperar que el bebé lograra desarrollarse un poco más porque estaba demasiado prematuro", relata.

Te puede interesar: Más de 2,500 embarazos en niñas y adolescentes en el último año

Durante seis semanas estuvo en máxima observación, hasta que los médicos les informaron que se debía suspender el embarazo, de tal manera que el bebé "luchara afuera porque en el vientre ya no le llegan nutrientes, ni oxígeno".

"Cuando una madre no logra un control sobre su presión arterial, esto puede desencadenar en un niño prematuro o de bajo peso. La hipertensión lo que hace es disminuir el flujo sanguíneo placentario y por lo tanto el oxígeno se ve disminuido", explica el doctor Saúl Valdez Ávalos, pediatra neonatólogo, miembro de COLMEDES

José Efraín nació como un bebé prematuro extremo, con 670 gramos (1.5 libras) de peso.

De acuerdo a la OMS, los bebés prematuros extremos son aquellos que nacen antes de las 28 semanas de embarazo, momento en el que el bebé está extremadamente subdesarrollado, y al nacer corren un riesgo mucho mayor de muerte o discapacidad.

Los padres de José Efraín conocían estos riesgos, no obstante, salir del útero le daba una probabilidad mínima del 10% de vida.

"Vimos la mano de Dios y como él obró. Mi hijo tuvo que estar en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales casi un mes y medio", añade Karla.

Frases como "su hijo está delicado", "Estos niños solo duran 7 días", "No se le da mucho tiempo de vida", eran constantes para ellos en aquella sala del hospital en la UCIN, rememora.

Karla y su esposo habían luchado durante 8 años para convertirse en padres, antes del nacimiento de su guerrero perdieron dos embarazos, los médicos les recomendaban desistir de la posibilidad de ser padres, no obstante su fe en Dios no desvaneció.

Además:  El embarazo de adolescentes es un grave problema para todos

Después de tres meses en la UCIN, el milagro se cumplió y el bebé pudo ir a casa. Ahora José Efraín tiene 8 años, y ha superado todos las complicaciones de la prematurez.

"Siempre han habido luchas y pruebas, porque los bebés prematuros son sumamente delicados en la alimentación, en su crecimiento, su movilidad, no es que ellos caminan rápidamente, en todo. Son procesos difíciles", añade.

"Sabemos que Dios ha sido fiel y seguirá siendo fiel con mi hijo. Espero que muchas madres que tal vez no tienen sus hijos puedan creer en Dios y no desmayar, y si hay alguna situación similar pues hay que animarnos a poder creer en que hay cosas posibles para Dios"