El "shuco" más buscado se trasladó luego de los desalojos en el centro de San Salvador
La popular venta de atol fue desalojada hace una semana de la zona del Palacio Nacional y la BINAES, sin embargo las comerciantes no pierden tiempo y ya encontraron otro lugar alquilado.

Las hermanas Lozano son parte de las cuatro vendedoras que ofrecen atol shuco en sus nuevas instalaciones.
Foto EDH/ Miguel Lemus
Ahora ya instaladas en su nuevo locales, las vendedoras de schuco ya no están en su ubicación tradicional porque fue uno de los desalojados recientemente en la zona contigua a la BINAES y el Palacio Nacional.
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El puesto de atol shuco de izq a der.: Regina Lozano, Marleny Hernández, Griselda lozano y Yessenia Sánchez.
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Hoy las cuatro mujeres inician una nueva etapa en un en nuevo local para negocio.
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Las propietarias del lugar eran las hermanas Lozano, Regina y Griselda; de su madre heredaron el estilo de vida y el toque culinario para combinar el maíz oscuro fermentado, con agua, sal, y alguashte. Iniciaron su aprendizaje acompañando a su progenitora desde hace 28 años en la venta de atol shuco sobre la 4a Calle oriente.
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Fueron desalojadas sin previo aviso y por segunda vez el jueves 25 de abril. Pero no han perdido tiempo y el 29 de abril, con mucha prisa daban los últimos detalles a un local nuevo que han conseguido.
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Ahora se encuentran ubicadas en en la primera planta del edificio Munguía, sobre la 1a Calle Poniente y 4a Avenida Norte. Su primer cliente ha sido José Arévalo, de pocas palabras, quien pide la bebida caliente en su guacal de morro con un generoso chorro de chile, muy buen chile, y pide un dólar de pan, mientras con el parpadeo trata de disimular el poder picante del chilito. Y exclama con la boca llena: “yo pensé que no las iba a encontrar, ya les voy a decir a mis amigos que aquí están”.
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En redes sociales, el Ministerio de Obras Públicas publicaba videos donde a los desalojados le estregaban dinero y ellos agradecían por haberlos desalojado. Griselda menciona que solo un selecto número de comerciantes han sido beneficiados con la indemnización. “Ahí andaba un listado en el que nosotras no aparecemos, solo salen 65 personas”.
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Las emprendedoras con su nuevo local buscan recuperar a su clientela.
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Luego llega un pedido de diez shucos. Rápidamente las cuatro comerciantes preparan bolsas y empaquetan en vasos de durapax.
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El schuco cuesta 75 centavos de dólar, más cachito tostado.
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Más tarde llega otro pedido de 15. Y así sucesivamente.
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