El sello uruguayo en el campo de juego y argentino en el banquillo hicieron del Santa Tecla un equipo protagonista y con éxitos reiterados en el fútbol salvadoreño no hace mucho tiempo.
Con la primera conquista tecleña, con Pichi Escudero en el banco -el técnico que lo había llevado a Primera en el 2013- y Gerson Mayén y Ricardinho como hombres clave en el campo, inició una seguidilla de grandes campañas que tuvo su apogeo con la llegada del Loco Abreu -la incorporación extranjera más rutilante de las últimas dos décadas- y una inolvidable final ante Alianza en el Apertura 2017, con doblete del uruguayo incluido que dio la vuelta al mundo por la trascendencia del protagonista. En el banco estaba el hoy también técnico campeón Ernesto Corti, quien llevó a aquel Tecla al bicampeonato en el Clausura, con otro uruguayo de jerarquía internacional como estandarte, Carlos Bueno.
Tecla y Alianza se repartieron el protagonismo en esos años y jugaron cinco finales consecutivas. Ya con Cristian Díaz en el banquillo consiguió en el Apertura 2018 su cuarto título de Liga. Y sumó dos Copas El Salvador, hoy competencia extinta.
Hoy todos son recuerdos -parecen lejanos pero no lo son tanto- que nada tienen que ver con una realidad inimaginable en esos años de protagonismo rutilante en el torneo local. Con un presupuesto reducido y apostando a los juveniles poco pudo hacer en los últimos campeonatos y el descenso marca la triste realidad de un equipo venido a menos y una plaza perdida, que supo ser sensación en su momento. La reconstrucción desde las bases deberá ser la prioridad para no dejar morir el proyecto.