Como salvadoreña creo firmemente que si queremos un mejor lugar para vivir, debemos apostarle todo a la educación de nuestros niños, para que en el futuro sean verdaderos actores de cambio. Es por esto que es necesario comenzar a buscar soluciones para poder desarrollar la capacidad intelectual y habilidades de nuestra niñez. No me cabe duda de que una de las mejores estrategias pedagógicas que se deben implementar en cada centro educativo de El Salvador es el deporte del ajedrez debido a sus múltiples beneficios como por ejemplo, ayuda a mejorar la cohesión e integración social, fortalece la creatividad e intuición, desarrolla la memoria y las facultades analíticas, ayuda a la comprensión de los niños sobre la realidad que les rodea y estimula su habilidad en la resolución de problemas, respeto por las reglas, paciencia, gestionar mejor las frustraciones, enseña a controlar la impulsividad y a gestionar correctamente “emociones automáticas”.
El ajedrez no es un juego de azar, sino un juego racional. Cada jugador decide el movimiento de sus piezas en cada turno. El desarrollo del juego es tan complejo que ni siquiera los mejores jugadores pueden llegar a considerar todas las posibles combinaciones: aunque el juego solo pueda desarrollarse en un tablero con solo 64 casillas y 32 piezas al inicio, el número de diferentes partidas que pueden jugarse es infinita. Para ganar una partida, no es suficiente aprender y aplicar patrones de jugadas previas. Cada partida es un mundo y por ello, es de vital importancia que el jugador imagine posiciones distintas y planifique diversas jugadas en función de la situación en la que se encuentra en cada momento. Para jugar adecuadamente al ajedrez, es imprescindible aprender a reflexionar antes de actuar. Los niños y jóvenes deberán pensar en las consecuencias que provocarán sus movimientos antes de realizarlos e imaginar la línea de sucesos que manifestaran sus acciones.
Este juego ha sido considerado una herramienta fundamental para el desarrollo cognitivo, pues favorece aptitudes mentales como la concentración, la memoria (asociativa, cognitiva, selectiva, visual), abstracción, razonamiento y coordinación de personas. También puede convertirse en un excelente formador del pensamiento científico, ya que implica comprobar constantemente hipótesis que se deben verificar o descartar. Lo importante es enseñar los conocimientos básicos del deporte ciencia a la primera etapa escolar y darle continuidad debido a que es una fuente de entretenimiento para todas las edades. Desde los más pequeños a los mayores de la familia pueden disfrutar con este juego de estrategia. El ajedrez es buena opción para unir a miembros de la familia de edades totalmente diferentes.
Otro dato relevante es que el ajedrez promueve una sana convivencia entre todo tipo de personas no importando su raza, sexo, ideología política, religión y condición social. Necesitamos que se unifiquen los criterios de la enseñanza del ajedrez en las escuelas y se impulse su permanencia en todo el territorio, defendiendo las potencialidades cognitivas que desarrolla esta disciplina. Tomemos en cuenta que para este juego no se necesitan grandes extensiones de terreno, el tablero es la cancha y se puede adecuar en cualquier espacio.
No olvidemos que este deporte puede ser una excelente herramienta pedagógica y que debe ser impulsada primero con los docentes de los centros educativos, brindándoles múltiples posibilidades de trabajar aptitudes que serán transmitidas a sus estudiantes. Nuestro país tiene talento donde menos lo esperamos, necesitamos potenciar a niños jóvenes y adultos que desean sobresalir en este deporte ciencia.
La organización Sonrisas y Amor para Todos cuenta con el programa “Unidos por el ajedrez”, que se enfoca en llevar el deporte a escuelas públicas del país, permitiendo la búsqueda de talentos.
Nuestro deber es trabajar por un mejor El Salvador y que mejor manera de hacerlo que desarrollando las capacidades de nuestros niños y jóvenes por medio del Ajedrez.
Directora de la Fundación Sonrisas y Amor para Todos.