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La reelección presidencial es ilegal

Vivimos en tiempos que son oscuros, pero ningún decreto ni acto de matonería política podrá borrar la historia de El Salvador. Una historia que nos ha demostrado que ningún dictador es invencible y que ninguno lo será. El régimen lo sabe y por ello también quieren sumergirnos en una cultura de miedo.

Por Andy Failer
Comunicólogo y político

Hace ya varios años que vimos cómo en nuestro país hermano, Nicaragua, Daniel Ortega se colocaba a sí mismo la banda presidencial. El Salvador está aproximándose a esa postal autoritaria, normalizando un posible suceso que de normal no tiene nada y de legítimo menos, me refiero a la reelección presidencial, la cual describo con claridad y contundencia: ES ILEGAL.


El aparato de propaganda del oficialismo salvadoreño se activó, hace más de 7 meses, con la intención de posicionar la intención de reelegirse del Presidente, al mismo tiempo, los diputados cyan han dinamitado el significado de los Acuerdos de Paz y han malformado el concepto de democracia en nuestro país, arrojándolos hacia el pasado y nublando a la ciudadanía de una parte importante de la esencia que hay detrás de lo que significa democracia y paz: futuro.


La deriva autoritaria busca mostrarse como imparable a su paso, y a su vez los planes dictatoriales del Presidente se esconden cada vez menos, de hecho, probablemente sean mucho más públicos en comparación del manejo de los fondos públicos del Estado salvadoreño.


El oficialismo ha impulsado, como con todo lo que hacen, una narrativa política que hace distinciones entre lo que es bueno y malo únicamente desde la perspectiva del Presidente. En ese sentido, el régimen y su propaganda populista, han lanzado ya una ofensiva comunicacional y política –muy sucia– que tiene como objetivo la acumulación de poder indefinida. Es evidente que ya poseen una enorme cantidad de poder acumulado, lo cierto es que ese poder vence en 2024, así que cada acción por parte de ellos tiene como finalidad alargar esa acumulación del poder. Emular a Ortega, por poner un ejemplo.

Quienes nos consideramos demócratas debemos mantener muy presente que no es justo ni sano, para lo mucho que está sufriendo el país, que este grupo de personas mezquinas destruyen los cimientos del de la nación entera, todo con la única finalidad de entregarle –estúpidamente– todo el poder a una sola persona. Por ello el llamado a la ciudadanía es crucial. Debemos hacerle saber y explicar a muchos más ciudadanos que la reelección presidencial es ilegal.


Vivimos en tiempos que son oscuros, pero ningún decreto ni acto de matonería política podrá borrar la historia de El Salvador. Una historia que nos ha demostrado que ningún dictador es invencible y que ninguno lo será. El régimen lo sabe y por ello también quieren sumergirnos en una cultura de miedo. Pero es importante que los ciudadanos valientes demos un paso hacia adelante, nos involucremos en política y le disputemos al régimen el ejercicio del poder.


Hace décadas este país también atravesaba tiempos de mucho temor. Eso es algo que millones de salvadoreños hemos escuchado de nuestros abuelos y/o papás. Cuando eso sucedió, varios demócratas asumieron sacrificios y aprendieron a resistir y avanzar. Y así como en esos momentos tan duros hubo gente que resistió, nosotros que somos hijos e hijas de esa capacidad de resistencia y lucha, debemos estar dispuestos a defender la democracia y la república hasta con el último aliento. Hoy, los hijos y los nietos de la democracia debemos dar un paso al frente.

Presidente de Nuestro Tiempo.

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Dictadura Opinión Reelección

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