Los fieles católicos salvadoreños meditan hoy sobre la pasión y muerte de Jesús crucificado y se preparan para el gran día de la resurrección, con el tradicional “silencio” de las campanas, la ausencia de eucaristía, de comunión y la abstención de celebrar sacramentos.
La cruz del sacrificio sigue entronizada desde el viernes, adornada únicamente con un manto morado y sin la imagen del Nazareno crucificado, tal y como manda la tradición católica.
Las luces de las iglesias se apagan y el sagrario se vacía, y los altares se despojan de todo símbolo a la espera de la resurrección de Jesús crucificado, la cual se produce el domingo, día que la feligresía aguardan ansiosos.
Vigilia Pascual, la victoria de la luz sobre la oscuridad
El Sábado Santo se realiza la Vigilia Pascual, una noche para meditar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Pese a que en algunos países la tradición firme del Sábado Santo se fue desvirtuando con el paso de los años, en El Salvador, los católicos practicantes se mantienes firmes a las costumbres ancestrales y se abstienen de celebraciones tácitamente prohibidas por la Iglesia.
Los rezos se realizan en silencio y hacia el interior, al tiempo que se medita sobre la crucifixión que rememoraron y conmemoraron el Viernes Santo con el Vía Crucis y sus catorce estaciones.
Cuando caiga la noche, los salvadoreños se recogerán en la Vigilia Pascual, celebración del triunfo de Dios y de la vida sobre el pecado y la muerte, tal y como lo anunció Jesús a sus apóstoles antes de su entrada en Jerusalén.
Fieles católicos participan en el Santo Entierro
El recorrido del Santo Entierro recuerda el momento en que el cuerpo de Jesús es llevado al sepulcro, a la espera de su resurrección al tercer día.