Pandillero sobre masacre en Opico: “Matamos a la gente que no era, que no andaba metida en nada”

Marero de la 18 incriminó a estructura en asesinato de 11 trabajadores.

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Por este hecho siete pandilleros homicidas fueron condenados a 390 años de prisión en mayo de 2017. Foto EDH/ Archivo

Por Diana Escalante

2017-05-23 8:00:28

“Matamos a la gente que no era, que no andaba metida en nada”. Así resumió este martes un pandillero de la 18 su declaración en el juicio contra siete miembros de su misma estructura acusados de cometer la masacre de 11 trabajadores en San Juan Opico, La Libertad, el 3 de marzo de 2016.

El testigo identificado con clave Islámico incriminó a sus compañeros, a cambio de beneficios penales, en una de las matanzas más sangrientas cometidas por las pandillas en los últimos años.

Este hecho no solo provocó repudio dentro y fuera de El Salvador, sino que llevó a las autoridades a replantear su trabajo en el combate de estos grupos criminales; de ahí surgió la idea de crear las medidas extraordinarias para tomar el control de las cárceles.

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Las víctimas fueron: Carlos López Rafael, Érick Moisés Durán, Nicolás Ascencio, José Hernández Menjívar, Marvin Durán Santos, José Espinoza Beltrán; Francisco Ábrego; Gerson Carías Murcia, Jonathan Castellanos, José Martínez Navarro y Miguel Hernández Hernández.

Los 10 primeros eran trabajadores de una empresa subcontratada por una distribuidora de energía eléctrica y ese día llegaron al caserío La Flor, del cantón Agua Escondida, para hacer excavaciones para colocar postes del tendido eléctrico. La última víctima era un jornalero que realizaba labores agrícolas en el sector.

Casi todos eran los únicos encargados de llevar el sustento económico a sus hogares y dejaron en la orfandad a varios menores de edad.

Los pandilleros acusados por el Ministerio Público de homicidio agravado y agrupaciones ilícitas son: David Amaya Acosta (a) Baba, René Mauricio Landaverde (a) Streetboy; Héctor Baiza Martínez (a) Flaco, Douglas Montano Durán (a) Caballo, Nelson Salgado Merino (a) Viejo Triste; Diego Acevedo Serrano (a) El Diego, y Arnoldo Dubón Castaneda, (a) El Killer.

La Fiscalía pidió para ellos al juez especializado de Sentencia “A” de San Salvador, Godofredo Salazar, una condena de 30 años de cárcel por cada uno de los homicidios y ocho más por agrupaciones ilícitas.

Además, solicitó que se les ordene pagar una compensación económica a las familias de las víctimas.

Pandilleros no sabían si matar a las víctimas

El testigo Islámico relató en la diligencia que, un día antes de la masacre, el cabecilla de la pandilla José Alfredo Landaverde (a) Coche, convocó a 16 sujetos que delinquen en el cantón Primavera, en Quezaltepeque, para ir a vengar la muerte de unos compañeros a un territorio donde hay presencia de la mara Salvatrucha.

Esa tarde, el grupo comenzó a caminar entre matorrales y veredas hasta llegar a un sector conocido como La Coyotera, en el límite entre Quezaltepeque y San Juan Opico.

En ese lugar pernoctaron y a las 4:00 a.m. salieron hacia el cantón Agua Escondida en busca de sus rivales. Ellos iban armados con pistolas, escopetas, fusiles M- 16 y machetes.

Cuando circulaban por unos cañales oyeron varias voces y al acercarse a la calle principal descubrieron que eran dos obreros y un jornalero.

Sin motivo aparente, los sometieron, los obligaron a tirarse al suelo boca abajo y los ataron de las manos con cinta adhesiva. Tres delincuentes se quedaron vigilándolos y los demás se fueron a buscar al resto de trabajadores.

A diferencia de los otros tres, cuando dieron con los ocho operarios restantes los ataron de las manos con las cintas de sus zapatos y los vapulearon. A uno le hallaron un carné que indicaba que fue miembro de la Fuerza Armada y por eso lo golpearon más.

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Después los llevaron a la finca San Lorenzo, por ser una zona desolada. En el trayecto, una de las víctimas corrió para escapar, pero un pandillero lo siguió y le disparó.

Según Islámico, el trabajador, aunque estaba lesionado, no se detuvo y se lanzó a un barranco. Ahí murió.

Sus colegas fueron obligados a arrodillarse. Mientras los delincuentes discutían si debían matarlos o no para no dejar testigos, uno de ellos disparó contra el exintegrante del Ejército y después lo lesionó con un machete.

A raíz de eso, optaron por hacer lo mismo con las demás víctimas . simultáneamente otro delincuente filmó el hecho con su teléfono celular.

A unos 100 metros de distancia, al oír los disparos, los pandilleros que tenían sometidos a los otros tres hombres también los asesinaron.

Además de la declaración de Islámico, la Fiscalía General presentó como evidencia el video de la matanza, el cual fue hallado un mes después, tras un tiroteo entre mareros y policías en la carretera a Los Planes de Renderos. Ahí murieron tres sujetos, entre ellos el cabecilla apodado Coche.????????????