SAN MIGUEL. No todos los clásicos tienen que ser un espectáculo, pues no se juegan sino que se ganan. Águila tenía que volar para no caerse y se agarró de un triunfo valioso en un clásico mezquino ante FAS (1-0), para impulsarse y cruzar la frontera de los cuartos de final.
Con 40 grados centígrados de sensación térmica en San Miguel y una atención de no más del 50 por ciento de espectadores, el clásico mermaba en color y sabor desde temprano. Además, contó con un campo en indignas condiciones de cuido gracias a actividades extradeportivas que se realizaron entre semana.
Pero no importaba, porque había que ganar como fuera y Javier Lezcano, el paraguayo goleador de Águila, estuvo en el lugar correcto en el momento indicado para reciclar un rechace del arquero Matías Coloca tras un remate lejano de Miguel Lemus. Fue como el resumen del partido: de la acción lo más absurda, el guaraní disparó la alegría migueleña en una sola jugada.
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El gol de Lezcano alivió el excesivo roce físico entre los equipos y la limitada propuesta ofensiva del equipo aguilucho, que se presentaba urgido por sumar para clasificarse para cuartos de final. Los pupilos de Miguel Aguilar Obando parecían por momentos muy satisfechos con un punto que igual les servía, mientras que los felinos se cansaron de tanto proponer.
A medida el tiempo se cumplía, FAS entretejía pases del medio hacia el frente y se esforzaba por atacar y jugar. Pero era un partido cerrado que Águila, sabiendo que no lo estaba consiguiendo, decidió tensarlo y dormirlo para no tener que entregar los puntos. Al final, el 1-0, más que merecido, fue justo premio al más vivo del partido.
Miguel Lemus Ochoa de Águila intenta una chilena durante el partido ante CD FAS. Foto EDH – Lissette Monterrosa
Clásico árido
A los pocos segundos de acción ya asustaba Águila por medio de un trazo largo hacia Javier Lezcano, quien definía con un sombrerito muy elevado y desviado ante Matías Coloca.
Tardaron otros 19 minutos más los aguiluchos para volver a llegar. Pasaba que mientras FAS hacían circular la pelota por la media, pero sin rondar mucho el área rival, los balonazos al frente se volvían mejor arma emplumada. Así llegó otro remate de zurda de Lezcano que le quemó los guantes a Coloca, en jugada que nació de un desborde de Álvaro Lizama.
FAS apenas merodeó la caja de gol de los locales, pero no conseguía llegadas claras de peligro que le dieran superioridad moral dentro de la cancha. En parte, el clásico se tornaba aburrido por el estoicismo aguilucho que solo les daba para defenderse.
Pero por momentos lograban salir y dominar el esférico, como al 42′, cuando Lezcano otra vez recibió un centro de Víctor García desde la derecha y solo pudo rematar desviado ante el achique de Coloca, que lo dejó sin ángulo. En la última del primer tiempo, Eduardo Vigil también puso a trabajar al arquero argentino de FAS, en un remate de tiro libre a ras de piso por fuera de la barrera.
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Pudo haber alegría fasista al volver de camerinos, con un Stradella que parecía sacar ventaja de los defensas aguiluchos pero que nunca podía definir en regla. Al 48′ superó en un mano a mano a Benji Villalobos, pero tras cometerle falta a Eduardo Vigil; luego, al 52′, conectó otra vez a gol dentro del área pero en posición adelantada.
Parecía que con los desmarques mejoraba FAS, principalmente porque empezó a efectuar pases entre línea, pero estos no lograban romper líneas por la firmeza defensiva de Águila. Estos, a su vez, parecían más propuestos a cuidar el empate conforme corría el cronómetro.
Sin embargo, una iba a necesitar Águila para anotar, porque ahorró esfuerzos en defensa y se gastó todo su presupuesto ofensivo en una sola jugada. Desde la izquierda, Miguel Lemus acomodó la zurda y soltó un misil que fue demasiado para Coloca; el argentino solo pudo rechazar a ras de piso, mientras Lezcano recogía las sobras de la acción para convertirla en un festín con sabor a victoria, con un disparo a quemarropa.
Pudo cambiar el marcador, porque Tony Rugamas estrelló otro balón suelto dentro del área contra la base del poste (85′), mientras que Benji tapó un pelotazo de Stradella que rodó por toda la línea de gol (90′). Pero fue suerte, bendita suerte, la que ayudó a que Águila transformara un clásico pobre en su mejor riqueza en lo que va del torneo.