Los genes, la pérdida temprana de los dientes de leche y los malos hábitos de higiene son las principales causas de que un niño tenga la boca torcida. El ortodoncista Henry Orellana plantea que este problema se puede detectar en la infancia, por medio de las visitas al experto en el tema.
“Se recomienda hacer la primera consulta con el ortodoncista antes de cumplir los siete años porque, a partir de los seis, erupcionan los primeros molares permanentes y se forma la estructura básica de la mordida”, explica Orellana. Además de la consulta, el especialista hace énfasis en la práctica de buenos hábitos orales. “Es muy importante cepillarse los dientes después de cada comida.
También se recomienda utilizar cepillos interproximales para eliminar, por completo, la placa que se acumula en los dientes”, indica. Si no le ponés cuidado a este problema, el bicho la pasará mal, pues no es cuestión de que sólo la boca se le verá panda, también la cara, y padecerá de constantes dolores por la presión que generan las perlas mal colocadas.