20 trucos para adelgazar ¡sin hacer dieta!

Comienza por elegir los dos o tres consejos que crees más posibles de poner en práctica. A medida que te vas acostumbrando a los cambios, agrega algunos más a tu rutina. Así es como suceden los cambios duraderos.

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elsalvador.com

Por Paige Smathers, Deseret News

2016-05-06 10:54:00

Si suena demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea. Las dietas relámpago no son una excepción: las dietas no dan resultado. Son efímeras, poco realistas, difíciles de mantener en el tiempo y dañinas para la autoestima.

Las dietas no te ayudan a comprender qué es lo que te hace comer de más. Podrán ser efectivas en el corto plazo pero raramente dan resultados positivos y duraderos. Entonces, ¿qué hacer si quieres bajar de peso sin ponerte a dieta? Recomiendo siempre analizar los motivos que llevan a querer adelgazar.

¿Es por motivos de salud, para sentirte mejor, para encajar en un grupo, para tomar confianza en ti mismo? Examina tu modo de pensar y asegúrate de que estas conforme con estos motivos y de que están de acuerdo con la persona que quieres ser.

Una vez que te hayas tomado el tiempo suficiente para confirmar que te encuentras en el lugar emocional adecuado para comenzar a perder peso, comienza a aplicar cambios en tu rutina diaria. Estos son los mejores consejos para emprender el viaje físico y mental de adelgazamiento.

Ten en cuenta que no todos funcionan para todo el mundo, algunos serán más adecuados para ti y comienza por ellos. 

Elige alimentos integralesLos alimentos sin procesar deben formar la mayor parte de tu alimentación. Frutas, verduras, cereales enteros, carnes, frijoles, nueces, semillas, aceites, etc. 

Intercala caminatas cuando pasas mucho tiempo sentado. Camina al menos cinco minutos cada dos horas. Quedó demostrado que el sedentarismo es un factor en varias enfermedades crónicas, así que levántate y muévete a lo largo del día. Bebe agua. 

Elige el agua antes que las bebidas gaseosas. Si todavía no te acostumbras a tomar agua, prueba con añadir rodajas de pepino, unas gotas de jugo de limón o trozos de fruta fresca para saborizar tu agua y que resulta más refrescante. 

Antes de comer algo, cuestiónate si realmente tienes hambre. Adopta el hábito de tomarte un minuto antes de comer algo para darte cuenta de si tienes hambre, estas aburrido, cansado, estresado, ansioso o cualquier otro estado emocional. Si no estás hambriento, identifica tu estado de ánimo e intenta realizar una actividad adecuada para ese estado en vez de utilizar la comida como una panacea. 

Identifica la sensación de saciedad y para de comer. Aprende el arte de identificar la saciedad. Practícalo, prestando atención a las sensaciones que experimenta tu cuerpo cuando comes. 

¿Notas que respiras profundo cuando estas satisfecho? ¿O notas que sientes saciedad 15 o 20 minutos después de terminar de comer? Presta atención a estas señales y ajusta el tamaño de las porciones según sea necesario. 

Aprende a querer a tu cuerpo. Pensar en positivo acerca de tu cuerpo es extremadamente importante para tu salud. 

Se ha demostrado que los sentimientos negativos sobre nuestro cuerpo pueden llegar a ser peor para la salud que el sobrepeso. Analiza con sinceridad lo que te dices frente al espejo y, de ser necesario, comienza a desarrollar una imagen más positiva de ti mismo. 

Planifica las comidas de toda la semana y compra alimentos saludables. Es más fácil mantener una alimentación saludable si planificas tus compras y traes alimentos sanos. Dedica un día a la semana a planificar y hace compras y notarás la diferencia en lo que eliges comer el resto de la semana. 

Lleva una lista de lo que ingieres. El acto de sentarse a escribir lo que comes puede resultar un aliciente para elegir alimentos saludables. Para muchas personas este es un paso importante para crear conciencia sobre qué, cómo, cuándo y cuándo comen. 

Mira una hora menos de televisión por día. En cambio, relájate con un libro, siéntate al aire libre, conversa con tu pareja o un amigo o planifica y prepara la comida del día siguiente. 

Camina mientras hablas por teléfono. ¿Alguna vez te pasa que sabes que vas a tener una llamada de larga duración y te pones a caminar? Utiliza ese momento para matar dos pájaros de un tiro. 

Elige las actividades para reuniones familiares y sociales. Si alguna vez te toca estar a cargo de organizar las actividades para una reunión familiar o social, sugiere una caminata, un partido de futbol, una carrera, un paseo en bicicleta o cualquier otra actividad física que todos puedan disfrutar. 

Sirve la comida directamente desde la cocina en vez de llevarla a la mesa. Esto ayuda a evitar que comas aunque no tengas hambre solamente porque la comida esta frente a ti. El hecho de levantarte de la mesa, ir a la cocina y servirte más comida puede ayudar a plantearte si tienes hambre o simplemente estás aburrido. 

Come en casa más seguido. Comer afuera es una experiencia agradable. Pero todos sabemos que optamos por comidas más saludables si comemos en casa. Si comer afuera es una excepción y no la regla, notarás mejoras en tu alimentación.

Llena la mitad de tu plato con vegetales. Los vegetales contienen mucha fibra y agua, lo que colabora con la sensación de saciedad sin la densidad de otros alimentos. También contienen vitaminas, minerales, fotoquímicos y otros elementos que son esenciales para la salud y vitalidad. 

Come frutas enteras en vez de tomar su jugo. Si tienes la posibilidad de elegir entre comer una naranja o beber jugo, elige la fruta. Si bien el jugo sabe rico, no contiene la misma cantidad de fibra que la fruta y es más fácil beber de más. 

Come sentado a la mesa. Deja las distracciones de lado y come en la mesa. Conozco gente que ha perdido peso porque no comen en su escritorio, en el auto, sentados frente al televisor o parados en la mesada de la cocina. 

Sírvete todo lo que piensa comer en un plato. En vez de comer patatas fritas directamente del paquete, sírvelas en un plato. En vez de comer surtido de nueces y frutas, sirve una porción en un plato. Esto ayuda a evitar comer mecánicamente. 

No te saltes las comidas. Saltear comidas equivale a tomar malas decisiones después (por ejemplo, cuando te pones de mal humor porque tienes hambre). Ten en cuenta los horarios del desayuno, almuerzo, cena y tentempiés y ajusta el tamaño de las porciones según el hambre que sientas. 

Cultiva plantas y flores. Trabajar en el jardín es fantástico por varias razones. El mantenimiento de un jardín requiere trabajo duro al aire libre (o sea, actividad física) y la posibilidad de comer frutas y verduras recién cosechadas. 

Practica la alimentación consciente. Se consciente de lo que comes y evita las distracciones. Presta atención a tus sentidos y lo que tu cuerpo expresa mientras comes.