Manuel Hinds: Los mineros en su casino

descripción de la imagen
Manuel Hinds / Foto Por Archivo

Por Manuel Hinds

2022-01-31 4:29:16

En artículos anteriores he descrito cómo se integra el blockchain en el sistema de Bitcoin para proporcionar los operadores descentralizados que sustituyen al sistema bancario en la transmisión de fondos y su auditoría. Estas funciones no las lleva a cabo un señor o una señora en un banco, sino los así llamados “mineros” que escriben todos los datos de la transferencia en un bloque y compiten por ponerlo en la cadena de bloques en la que quedan escritos para la posteridad. Para lograr ser ellos los que lo pongan necesitan ser los primeros en resolver un problema matemático.

Yo he oído a mucha gente hablar con gran admiración de este método, que pone nada menos que la resolución de un problema matemático como condición para que un minero se gane el premio de la minería—los Bitcoins que el sistema le da al que los resuelve. Lo admiran pensando que son problemas que añaden al desarrollo matemático del mundo. Poco se imaginan que en realidad la solución del problema matemático del blockchain no tiene ninguna utilidad. Es el equivalente a tirar unos dados en un casino.

Cada vez que se va a colocar un nuevo bloque en el blockchain, los mineros buscan en el sistema las transacciones que quieren realizarse (la cuenta A quiere pasar 100 Bitcoins a la cuenta B, y la C 20 a la cuenta A, y así, hasta llenar la capacidad de información de un bloque) y las apuntan en un proyecto de bloque.

El sistema les pasa a todos los mineros una ecuación que tira un número cada vez que se manipula. Es equivalente a un dado con millones de caras, cada una de las cuales representa un número (como un dado real, que tiene 6 caras, y tiene pintado en cada cara un número que va del 1 al 6) pero el dado de la ecuación tiene “pintados” los números hasta magnitudes inmensas. Con la ecuación viene lo que el sistema quiere que pase para dar el premio. Por ejemplo, dice “usando esta ecuación, haga que tire un número igual o menor que cuatro”. Usted tiene que probar millones de veces hasta que encuentra los números que al meterse en la ecuación dan como resultado un número igual o menor que cuatro.

Entonces todos los mineros se ponen a tirar el dado electrónico a ver si les sale lo deseado.

El primero que tira un cuatro o menos se gana el premio y pone el bloque. Al poner el bloque, se realizan todas las operaciones que el minero había puesto en él. Se hacen las transferencias de fondos y quedan las pruebas de que se hicieron.

Para este momento, usted ya habrá comprendido que los participantes de este juego no deberían llamarse mineros sino tahúres, ya que juegan a los dados quien será el que logra poner el bloque y ganarse los Bitcoins que le suelta el casino. Mírelo ahora con una perspectiva más amplia e imagine a todos estos tahúres jugando en un casino, usando unos dados que es carísimo tirar (el equivalente de toda la electricidad de España) y también imagine un montón de gente que les paga esos costos para que puedan seguir apostando al comprarles los Bitcoins que el casino les da en premio a ellos. ¡Son una maravilla esos tahúres! ¡Se la pasan jugando, les pagan el vicio y los hacen millonarios! Por supuesto, los Bitcoins que el casino les da como premio a los tahúres tienen un precio que paga la cuenta de la electricidad porque los compradores de Bitcoin piensan que éstos valen un montón de dinero, más que el costo de la electricidad. Pero si éstos despiertan y ya no pagan por los Bitcoins lo suficiente como para pagar la cuenta de la electricidad, los tahúres dejarán de apostar para poner más bloques. El sistema se detendría allí. Los Bitcoins ya no se podrían transmitir porque ya no habría tahúres para que los transmitan. La gente tendría Bitcoins pero no los podría transferir a nadie. Si no se pueden transferir, su precio sería cero.

En estas columnas hemos dicho que el precio del Bitcoin puede caer también a cero porque, con las tasas de interés subiendo y el suministro de dólares y otras monedas cayendo, la gente se quedará sin liquidez y venderá sus Bitcoins para poder concentrar su liquidez en sus inversiones menos especulativas—algo que ya parece estar pasando.

Así, pues, hay dos maneras en las que el precio del Bitcoin puede caer a cero. Cuando eso pase, el precio de las computadoras que tiran los dados matemáticos también caerá a cero, porque están especializadas y sólo para eso sirven. Habría que pagar para botarlas. Pero eso no tendría impacto en el empleo en el lugar en donde estarían instaladas (digamos, en Bitcoin City), porque las instalaciones de “minería” de Bitcoin no dan ningún empleo. Sólo son computadoras en estanterías. No se imagine matemáticos empleados para programar las computadoras. Esos están empleados en Silicon Valley en el diseño de los chips especializados que todos lo tahúres usan. Cuando sale un mejor chip todos los tahúres lo compran. No emplearían programadores en Bitcoin City.

Después de un tiempo, tampoco habrá computadoras. Ni estantes.