“Occidente utiliza a Navalny para contener a Rusia”, afirma Vladimir Putin, acusado de envenenar a opositores y que se envuelve en la bandera de su país para desviar las críticas a su cruel despotismo y corrupción sin límites.
Lord Acton sentenció que “el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
El personaje que dio origen a la leyenda de Drácula debe de haber rechazado los ataques a su insondable crueldad como afrentas a “su pueblo”.
Putin el envenenador, como se le ha dado en llamar, ha echado mano de grotescas acusaciones para condenar a Alexei Navalny a una pena de tres años y medio de cárcel a pesar de sufrir las secuelas del envenenamiento que sufrió, según denunció, por encargo de Putin.
En su cínica postura, Putin afirmó que “nuestros opositores o nuestros adversarios potenciales (…) siempre han contado con personas ambiciosas, ávidas de poder, siempre las han utilizado”.
“Utilizan a este personaje (los medios públicos rusos no suelen llamar a Navalny por su nombre y Putin tampoco) precisamente ahora, en un momento en el que todos los países del mundo, incluyendo el nuestro, sufren el agotamiento, la frustración y la insatisfacción”, afirmó en una entrevista a los medios rusos difundida por la cadena pública Rossiya 24.
Para Putin el envenenador, siempre envuelto en la bandera rusa, “los numerosos triunfos” de la nación a nivel militar pero también en la gestión de la pandemia y la creación de la vacuna Sputnik V, “empiezan a irritar” a los adversarios de Moscú.
De la misma forma como Maduro no es la encarnación de Venezuela ni Castro la de Cuba ni Xi Jinping la de China, como tampoco el cleptodesgobernante en nuestro suelo no es “el pueblo” aunque diga que tiene el apoyo de centenares de miles de nul-pensantes, tampoco Putin el envenenador “es Rusia”.
Navalny, por su parte, resume así la personalidad de Putin: “Todos se han convencido de que él (Putin) es un simple funcionario de tercera o cuarta, que fue puesto en el cargo por casualidad. Nunca ha participado en un debate. Su único medio de lucha es el asesinato… Pasará a la historia como el envenenador… Sabe usted, hubo un tal Alejandro (II) el Libertador y un tal Yaroslav el Sabio. Y nosotros tendremos a Vladimir Putin, el Envenenador”, subrayó.
La defensa de la libertad nos conmina a la vigilancia eterna
Occidente aboga por Navalny en el mismo espíritu que condena los “lavados de cerebro” aplicados por el régimen chino a los cristianos y musulmanes en su suelo, la imposición por la fuerza de una dictadura militar en Birmania al igual que los atropellos a las libertades que tienen lugar en Egipto, en España y en diversas regiones del mundo.
Igualmente la más asentada y antigua democracia del mundo, la de Estados Unidos, está siendo amenazada por un demagogo de claro perfil fascista, el expresidente Donald Trump, que montó un asalto al Capitolio en un intento de revertir los resultados de una elección que perdió.
Los dictadores, como fueron Stalin, Hitler y Mao, todos mesiánicos, son una clase de sicópatas que se llevan de encuentro a pueblos enteros, a regiones, sin que el sufrimiento de los millones de seres que atropellan y exterminan cargue sobre sus conciencias.
El horror del estalinismo, como el del emperador loco romano Calígula y el bárbaro Atila, solo llegó a su fin cuando grupos en su entorno los despacharon al infierno, lo que no lograron los conjurados contra Hitler.
Rusia ha ido de tragedia en tragedia a lo largo de su historia con monstruos como Iván el Terrible, Stalin y Putin el envenenador.