Un necesario plan de desarrollo pide la Decana de Economía de la ESEN

Los milagros económicos a lo largo de la historia son resultado de liberar a los pueblos de regulaciones, impuestos sofocantes, barreras al comercio; de procurar claras reglas del juego, un confiable orden de leyes, de constante lucha contra la corrupción y las medidas arbitrarias.

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Así se ve el río Yamuna con la espuma tóxica. Foto EDH/ AFP

Por El Diario de Hoy

2019-11-13 7:03:40

Bien dice la economista y Decana de Economía de la ESEN, Lic. Carmen Aída Lazo, que nuestro país debe trazar un plan de mediano y largo plazo para lograr un desarrollo sostenible y, agregamos nosotros, revertir el grave daño causado por tres clepto-regímenes, como por la violencia resultado de haber suprimido la Guardia Nacional.
No hay una estrategia con sentido para acabar con las pandillas, pues poner más policías y soldados a combatirlas rebasa las capacidades logísticas de la Nación, con el agravante de que se retiran los vigilantes y los delincuentes salen de sus escondrijos y de inmediato amenazan o asesinan a los que colaboran con la autoridad.
En esto diremos que “no tiene sentido inventar la pólvora” cuando ya se ha inventado. Los milagros económicos a lo largo de la historia y especialmente a partir de Adan Smith son resultado de liberar a los pueblos de regulaciones, impuestos sofocantes, barreras al comercio; de procurar claras reglas del juego, un confiable orden de leyes, una permanente lucha contra la corrupción y las medidas arbitrarias.
Los gobiernos, por su parte, deben poner en pie regulaciones, normas como las que regulan la industria como el DIN alemán (“Deutsche Industrie Normen”) y de otros países, que establecen desde los tamaños del papel, los tornillos, seguridad de automóviles, etcétera, hasta la cantidad de contaminantes que puede tener el trigo para elaborar pan.
A su vez, cada comunidad debe proteger sus manufacturas, productos y servicios y pondremos un ejemplo: un turista compra una joya en un bazar del Medio Oriente, pero va con el vendedor a un oficial que certifica si es legítima o no.
Hace poco se destacó que Cojutepeque era una ciudad conocida, entre otras cosas, por sus embutidos, pero el problema es saber si unos chorizos están libres de triquina o no, más cuando hemos sufrido la pérdida de un colaborador de este Diario por ese terrible mal.
Lo propio en este caso, como hacen o deben hacer productores de comestibles, es que la ciudad organice la inspección de mataderos y de los lugares donde procesan embutidos y les otorgue certificado de consumo, de la misma manera como hay organizaciones como Trip-Advisor que certifica que un hotel o restaurante son confiables e higiénicos.
Al lado de una organizada búsqueda de los rubros productivos que pueden posicionar a un país en mercados regionales y hasta mundiales, los propios fabricantes y emprendedores buscan sus mercados, como los fabricantes de medicamentos nuestros y los productores de café en su momento, que vendían por marcas y cerraban negocios con una llamada, todo hasta que la “Alianza para el Progreso” del difunto John Kennedy forzó la estatización del café, el que dejó de venderse por marca para comerciarse a granel, un golpe del cual todavía no nos recuperamos.
Los males que sufre esta Nación son resultado de imposiciones
Las estatizaciones, las imposiciones, el tener que pactar con un grupo que nunca abandonó la idea de la violencia, el odio de clases, la instauración del comunismo, etcétera —un etcétera que los pensantes sabemos lo que significa— nos han forzado a un tercermundismo.
En esto es admirable la forma como Nueva Zelanda ha ido afianzando sus ventajas productivas, comenzando por la mantequilla y la lana. Ya estuvo en este Diario la estadista visionaria; no olvidamos sus enseñanzas.