¿Quiénes nos “ayudan” a endeudarnos hasta la coronilla?

La maña es “balancear presupuestos” suscribiendo préstamos, lo que fue lo usual con los efemelenistas y que de nuevo se plantea. No se recortan gastos ni se reduce burocracia y la hipertrofiada empleomanía de la actualidad

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Fachada de la Corte de Cuentas de la República. Foto EDH/ Lissette Monterrosa

Por El Diario de Hoy

2019-10-07 5:30:22

La deuda pública de El Salvador ha sobrepasado los veinte mil millones de dólares, lo que contrasta el monto de $7,305 millones que tuvo al finalizar la presidencia de Francisco Flores.

Que un país se endeude así es grotesco, pues tomará muchos años, varias generaciones pagar semejante carga sobre todos los salvadoreños.

La interrogante que surge es ¿quiénes son tan irresponsables que prestan dinero a un país súper-endeudado? Y que además lo prestan a clepto-regímenes, a algunos de los grupos más irresponsables e incapaces de todo el Hemisferio.
La maña es “balancear presupuestos” suscribiendo préstamos, lo que fue lo usual con los efemelenistas y que de nuevo se plantea. No se recortan gastos ni se reduce burocracia y la hipertrofiada empleomanía de la actualidad, sino que se agrega a la pila, hasta que llegue el momento en que, como reza el dicho árabe, “la paja que le rompe el espinazo al camello”, lo que sucede cuando un país queda sumido en un inescapable agujero de miseria.

Indagando se llega a los que están detrás del desaforado endeudamiento: entidades internacionales.

Muchos cuentan que en la reuniones dentro del Kremlin, Stalin, para divierta general, ponía a bailar a los presentes y de acuerdo con el humor en que se encontraba. Los sumisos siervos tenían que cumplir; lo que se les ordenaba era bailar las danzas populares de sus regiones de origen, pero una cosa es cuando muchachas y muchachos las ejecutan siguiendo los sones de músicos nativos y otra cuando el bailarín es un burócrata de prominente barriga y fatigados huesos.

Igual sucede con los países: los prestamistas los ponen a danzar con toda clase de exigencias, como ahora en esta etapa de xenofobia: “o bailan o bailan”.

Deberíamos afligirnos cada vez que nos dicen que vamos a prestar dinero

Los pobladores de toda nación deben afligirse cuando les anuncian que habrá ayuda, que hay nuevos programas….
La mayoría de personas, es una característica humana, tiende a irse por la ruta del menor esfuerzo, aun cuando nosotros éramos conocidos por nuestra laboriosidad, cordialidad y perseverancia en el trabajo. Pero la guerra de los 80 y la violencia destruyeron parte de esas virtudes.

Después de ese periodo y de clepto-regímenes vergonzosos nos enfrentamos a la dura tarea de volver a recomponer el país y, sobre todo, generar oportunidades para los jóvenes que podamos, víctimas principales de la violencia imperante.

Lo que ya debería estar claro es que la lucha contra el crimen no es asunto de destacar más fuerzas policiales y soldados, sino de trabajar en nuevas opciones, lo que por desafortuna no se está haciendo.

En esto creemos que no tiene sentido inventar la pólvora que ya está inventada, cuanto oír a grupos, profesionales y pedir asistencia a los que pasaron por eso y aprendieron, como han hecho países ahora en paz, para superar horrores, o en qué manera están los europeos encarando el terrorismo jihadista.

Pero —y no está demás repetirlo—, “la caridad comienza en casa”: cada familia debe hacer lo que pueda para educar a sus hijos.