Frente al primer año de la presidencia Bukele, la Bandera Patria ondea en esta citadela

Estamos con los salvadoreños que han perdido sus empleos por los cierres y otras decisiones caprichosas del Ejecutivo, como con los que, forzados por las circunstancias, han tenido que clausurar sus negocios o hacer de lado lo que les da de comer a ellos y a sus familias.

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Foto: Presidencia

Por El Diario de Hoy

2020-06-01 8:11:30

En un año, Bukele se las arregló para que El Salvador cayera en bancarrota.
En un año, Bukele ha cerrado empresas, generado desempleo, atropellado a la Asamblea Legislativa, irrespetado a la Corte Suprema, forzado a cientos de personas a encierros inconstitucionales, desacreditado al país ante el mundo.
Al cumplirse ese año, en esta Ciudadela de EL DIARIO DE HOY enarbolamos la Bandera Patria, el Pabellón Azul y Blanco que en su centro ostenta el hermoso Escudo que proclama nuestra vocación unionista.
Con esa Bandera nos solidarizamos con los que sufren de hambre, de miedo, de abandono.
Nosotros, al lado de las personas de bien en este martirizado suelo, tenemos vocación republicana, defendemos la libertad, estamos siempre prestos a luchar por la democracia y el Orden de Derecho, por las instituciones, principios y deberes que nos protegen “contra el choque de ruin deslealtad”.
Estamos con los salvadoreños que han perdido sus empleos por los cierres y otras decisiones caprichosas del Ejecutivo, como con los que, forzados por las circunstancias, han tenido que clausurar sus negocios o hacer de lado lo que les da de comer a ellos y a sus familias.
Pensamos en fabricantes, negocios de todo nivel, pequeños puestos de informales, en los “call centers” y fábricas de estampados a los que se ha forzado a cerrar —de hecho, entregando nuestros mercados a concurrentes del exterior, como lo hizo ver el diputado Rodolfo Parker en una intervención en la Asamblea—, como quienes elaboran bebidas embotelladas que son siempre una garantía de pureza.
Los cierres arbitrarios de empresas, de negocios de comida, de “call centers” reducen las opciones de los consumidores, de la gente, en cuanto a decidir dónde va a comprar, qué almacenes o tiendas les ofrecen lo que les gusta, dónde ir o dónde no ir.
Es comprensible que para combatir la pandemia haya sido necesario imponer cuarentenas, pero no es aceptable que las medidas sean tomadas por políticos y no por epidemiólogos; que sean soldados y policías quienes decidan si una persona debe confinarse en un campo de concentración, no personal de salud; que se prive del transporte público a la gente, incluso a quienes más lo necesitan para ir a atender sus dolencias.

“Somos amigos de Sócrates, pero más amigos de la verdad…”

El Premio Nobel de Economía, Milton Friedman, a quien tuvimos el privilegio de conocer y tratar, señaló que lo esencial de la vida en democracia consiste en ser libre para escoger, lo que vale para nuestros empleos, nuestra vida en familia, nuestro papel como ciudadanos.
La tragedia de los pueblos que caen en una dictadura es precisamente no poder escapar de sus prisiones, como sucede a los venezolanos que en una primera elección respaldaron abrumadoramente a Chávez, de la misma forma que les ocurrió a los alemanes que cayeron, también a través de una elección libre, en el infierno del nazismo.
En el año transcurrido de la presidencia de Bukele muchísimo ha sucedido que puso y pone en grave peligro la institucionalidad, comenzando por la toma de la Asamblea por una soldadesca armada, un hecho sin precedentes en América en la historia reciente.
Un diplomático destacado en nuestro país dijo ser amigo del presidente, aunque reconociendo algunas diferencias, como de seguro lo del 9F.
En la Edad de Oro de Grecia se acuñó una hermosa frase: “Soy amigo de Sócrates, pero más amigo de la verdad”, la misma lealtad nuestra a los nobles principios que sustentan la civilización.