Una grave falta de alimentos en Norcorea anunció Kim Jong Un, lo que es la etapa final de las dictaduras populistas, sobre todo las autocalificadas como marxistas, a menos que, como en China y en Rusia, adopten métodos capitalistas para producir bienes y servicios pero centralizando las decisiones en el “partido rojo”, en manos del dictador supremo.
Norcorea sufre de hambre pero desarrolla bombas y misiles atómicos en beneficio de la China de Xi Jinping, lo que contrasta con la abundancia y producción de Corea del Sur, protegida por su principal aliado Estados Unidos y su relación pacífica y de intercambio con Japón, país con que en la Década de los Cuarenta fue a la guerra.
El populismo desenfrenado del régimen salvadoreño ya ha hundido en la pobreza a más de la mitad de la población, lo que puede agravarse al requerirse más y más recursos para el pago de la descontrolada deuda que viene adquiriéndose, billones de dólares, a lo que se suman las compras amañadas de granos a mercaderes mexicanos en grave detrimento de la agricultura salvadoreña.
El cleptodesgobierno ya anunció más impuestos, a lo que se suma abrir procesos saltándose procedimientos obligados bajo un Orden de Derecho, además de fiscalizaciones fuera de orden, amenazas y diatribas.
Más impuestos son siempre una carga sobre la producción, un lastre al desarrollo, lo que agrava la pobreza. Los dos momentos de mayor desarrollo económico de Estados Unidos fueron bajo las presidencias de John Kennedy y de Ronald Reagan, que bajaron impuestos y simplificaron la recaudación, lo mismo que hizo Margaret Thatcher en Inglaterra y, el mejor ejemplo de todos, la Economía de Mercado implantada en Alemania por Ludwig Erhard, que fue fundamental para superar los estragos de la Segunda Guerra Mundial y la destrucción ordenada por Truman, el mismo que lanzó bombas atómicas sobre ciudades en Japón, un personaje desquiciado.
La experiencia alemana fue la brújula que permitió la reconstrucción de Japón, siendo el esquema adoptado por los llamados “Tigres del Asia” y dictaduras como Vietnam para superar la pobreza, un estado de amarga y milenaria pobreza, de hambrunas.
El populismo, el marxismo, siempre terminan en opresión y hambrunas
Se contaba que en los años previos a la Segunda Guerra Mundial un embajador europeo solía pasear en los alrededores de la embajada después de cenar, pero dejó de hacerlo cuando oía el llanto de bebés a quienes sus madres habían ido a tirar a los basureros...
Los niños, el maravilloso regalo de Dios a los hombres, son siempre los que primero pagan los excesos y las estupideces de los dictadores.
Muchísimos niños de El Salvador, sus adolescentes, son las principales víctimas del bukelismo, el esquema que les roba su alegría, sus juegos y, lo más grave, su futuro.
El país marcha de ocurrencia en ocurrencia, de desafuero en desafuero. Ya se anunció una “reforma constitucional” para perpetuar el saqueo, faena que estará en manos de un personaje que no tiene ni las calificaciones académicas ni mucho menos morales para manosear muestra ley fundamental.
El próximo paso, anunciado, es el robo de los fondos de pensiones, de los ahorros de los trabajadores y profesionales del país.
La popularidad, el argumento que esgrime el cleptodesgobernante, no es un cheque en blanco, una patente de corsario para saquear, perseguir, ahorcar adversarios ni menos pactar con anillos del bajo mundo.
Esa postura ha sumido a Cuba y a Venezuela en la hambruna y fue la causa del desastre total de la despanchurrada Unión Soviética...