La Corte Suprema de Nicaragua, un grupo de personajes al servicio del autócrata Ortega, rechazó la demanda interpuesta por varios abogados por la “ciudadanía” otorgada al denunciado Mauricio Funes, a su mujer y otros familiares, fallo que no debe extrañar a nadie.
No sorprende nada por un hecho: en Nicaragua el poder judicial, jueces y magistrados obedecen las órdenes del autócrata, como en China, en Albania, en Rusia, en muchas naciones del Asia.
A Ortega le consultan resoluciones, fallos, procesos… y todo se resuelve considerando en primera línea los intereses del poder entronizado, como ahora en Albania después de que un perverso manipulador, el billonario Soros, maniobrara para que una agrupación antidemocrática se instalara en la presidencia y acabara con la independencia judicial.
Son muchos los grupos que buscan acabar con la independencia judicial y con una parte sustancial de las libertades esenciales de los ciudadanos, como antes del despanchurramiento del “glorioso bloque socialista de naciones”, un trepidante suceso que los efemelenistas parecen no conocer.
En tales condiciones la gente de a pie es la más victimizada, pues tienen casi nula protección frente a jueces obligados a prevaricar, “a no dar a cada quien lo suyo”, sino a contentarse con el mendrugo que les tiren.
Jueces y fiscales de tal calaña los hay en todo el mundo, pero en las democracias es menos problemático protegerse, a menos que se trate de personas que buscaron refugio en Estados Unidos y que ahora son tratados con no tan buenas formas y aunque sus hijos hayan nacido allí y los cuiden amorosamente.
Una tragedia aun peor se vive en Venezuela, donde quien no se pliega a los desmanes de la narcodictadura puede esperar lo peor, incluyendo torturas mortales, lo que ha forzado a millones de venezolanos a escapar como puedan aunque afronten las peores calamidades imaginables.
El mundo en la actualidad se ha convertido en escenario de dolorosos éxodos, como en nuestra región y en gran parte del África y el Medio Oriente, donde la gente huye de dictaduras, horribles conflictos como los que desangran Libia y el Medio Oriente, de lacerante pobreza causada por populistas y corruptos, como en Zimbabue, donde un ex Mau-Mau está atornillado en el trono desde hace décadas.
Los impresionantes rescates de rehenes tanto en Entebbe como en Lima
¿Recuerdan nuestros amigos lectores la película “El último rey de Escocia” sobre la vida de un sangriento gorila llamado Idi Amin, el que entre otras gracias protegió a los secuestradores de un avión israelita, para ser humillado más tarde con un espectacular rescate de la aeronave y sus pasajeros?
Como un dato importante, el rescate de Entebbe, donde murió el teniente coronel Yonatan Netanyahu, hermano del actual primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, es igual de espectacular como el de los rehenes tomados por el “Sendero Luminoso” en Lima durante la presidencia de Alberto Fujimori.
En esa espectacular operación todos los secuestradores fueron despachados a los infiernos, muriendo únicamente de un infarto uno de los secuestrados.
Hay en la actualidad una nación casi secuestrada en su totalidad por una demencial secta musulmana, Afganistán, que sufre el asedio permanente de los talibanes, que se sostienen con el trafico de heroína, como Maduro y secuaces con la cocaína.
Aparentemente Trump ha decidido abandonar Afganistán a su suerte, lo que revuelve aun más el Medio Oriente y las muchas bandas terroristas que operan en parte financiadas y entrenadas por Irán…