El MOP comprando medicinas… ¿Turismo va a comprar asfalto?

Lo peor es que admiten que saben que la Constitución, la ley respectiva y sentencias de la Sala de lo Constitucional mandan que esos movimientos deben contar con el aval de la Asamblea, pero no cumplen ese requisito

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La OIT prevé que la tasa promedio de desempleo, que a fines de 2019 era de 8.1%, crezca entre 4 y 5 puntos. Este dato está sujeto a que no empeore la situación sanitaria y social en la región. Foto AFP

Por El Diario de Hoy

2020-07-01 6:21:02

Obras Públicas compró una serie de insumos para el Ministerio de Salud, otro de esos curiosos meneos que se están dando en el sector público bajo Bukele, como haber comprado medicamentos a una empresa española especializada en repuestos de vehículos.

Que nadie se extrañe si Turismo, o Salud Pública, compra asfalto para reparar carreteras o estructuras de acero para puentes.

Lo peor es que admiten que saben que la Constitución, la ley respectiva y sentencias de la Sala de lo Constitucional mandan que, por orden y control, esos movimientos deben ser aprobados por la Asamblea Legislativa, pero no cumplieron con esa obligación.

En río revuelto, ganancia de pescadores… ya se dio el caso, cuando los rojos requete-rojos estaban en el poder, de un funcionario que viajó a Costa Rica vía Madrid, el equivalente de ir de Santa Ana a Sonsonate pasando por San Miguel, o más bien por Managua, donde se encuentra el prófugo Funes, acusado del saqueo de 351 millones de dólares de todos los salvadoreños.

Una buena señora nos lo advirtió: cuando una de las empleadas de casa es mañosa, va pasando lo que quiere robar de una lado a otro hasta que, ¡¡zas!!, el bien se esfuma…

El truco en estos momentos es lo que señalamos al inicio de esta nota: los más inverosímiles intermediarios se usan para adquirir los bienes o servicios que por fuerza o por malicia quiere adquirir el actual régimen.

Y es que el pastel del festín son los gestos cariñosos de los vendedores, que al final del año mandan flores y tarjetas navideñas, más cuando, como ejemplo, se toma en alquiler un edificio por veinticinco años por más de lo que cuesta el inmueble.

Pero, es obvio, siempre queda el riesgo de que uno de los oferentes publique lo que cotizó a menor precio de lo que el funcionario compró, como una adquisición que hizo la alcaldía de San Salvador y de lo cual informamos.

En algún punto de nuestras leyes y podría inclusive ser un oscuro inciso de un artículo constitucional, de seguro se reconoce el derecho a la coima, el sagrado derecho de aceptar cheques debajo de la mesa de parte de un proveedor.

¿Qué tiene de malo —se preguntarán muchos del régimen— moverse de un lado a otro para ver quién ofrece el más jugoso kickback, la prebenda? Y si los pillan con las manos en la masa, hay que desmarcarse de los pícaros de inmediato, como acaba de hacer un funcionario que se informa que compartía oficina con el que vendió máscaras al gobierno a mayor precio de lo que las vendía al público.

Es el dinero de todos, hasta de los pobres,  el que se pierde

La Asamblea, al igual que la Corte de Cuentas, están muy al tanto de los meneos a los que recurre el régimen para evadir controles, no aplicar las normas de LACAP para adquirir bienes y contratar servicios. De lo que se trata es de usar en la forma más honesta y eficiente posible dineros que son de los salvadoreños, dineros que en estos momentos de gran calamidad nacional y mundial deben cuidarse en grado sumo.

Muchas empresas están al borde del colapso, otras se esfuerzan para recuperar parte de lo que fueron sus ingresos antes de la gran catástrofe.

Lo que es evidente es que ningún país debe darse el lujo de tolerar a mañosos, individuos que solo agravan la situación general, la condición que con mayor fuerza afecta a las personas más desprotegidas, las acechadas por el hambre, la carencia de indispensables servicios, enfermedades, vejez. Pero siguen los meneos en el manejo de la Res Pública…