Una escupida en el rostro de las víctimas es volver “testigo” a su asesino

Lo primero que toca hacer a la gente de Chalchuapa y de tantas otras comunidades de nuestra saqueada tierra salvadoreña es unirse para protestar por el ultraje del que son víctimas, por el asesinato de la joven Jacquelinne Cristina Palomo Lima, por el descaro del fiscal nombrado a dedo, por tanta ignominia que contemplamos.

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Kevin Carabantes, portero de CD FAS en el partido de vuelta de la semifinal en el estadio Óscar Quiteño de Santa Ana. Foto EDH: Jonatan Funes

Por El Diario de Hoy

2021-05-23 6:01:37

Como “testigo criteriado” o protegido, con beneficios penales, será tratado el principal acusado de una serie de matanzas en Chalchuapa, por disposición del Fiscal nombrado a dedo por el régimen de Bukele, una disposición que equivale a escupir en la cara de la buena gente del lugar.
El asesino serial fue descubierto cuando una de las víctimas, la joven Jacquelinne Cristina Palomo Lima, logró escapar gritando de las garras del pervertido, pero fue abatida a tiros, un hecho que de inmediato alertó a las personas que en ese momento estaban cerca del lugar, con lo que se descubrieron los restos humanos de una docena de personas de uno y otro sexos, enterradas en la casa del monstruo.
Era suficiente el asesinato de la joven para hundir en la cárcel al sicópata, más en estos momentos en que hay gran repudio público contra la violencia hacia la mujer, dados tantos casos en que sus mismas parejas las asesinan.
Desde siempre se nos dice “no temas la ley; teme al juez”, una realidad expuesta por Herodoto, “padre de la historia”, que en el Siglo V antes de Cristo narró el terrible castigo que Cambises, rey de reyes persa, aplicó al juez prevaricador, una pena que no estaría mal continuar aplicando sin remilgos.
Lo dispuesto por el fiscal nombrado a dedo pone de manifiesto no solo su amoralidad, lo que caracteriza el presente desgobierno del país, sino las graves consecuencias que tiene para toda la gente el derrumbe institucional marcado por las disposiciones de la nueva Asamblea controlada por el desgobernante, que es, en breves términos, “que se hace lo que yo dispongo y cuando me apetece hacerlo”, lo que deja a todos en nuestra tierra a merced del dictador, como en Nicaragua, Cuba y Venezuela.
Ya se llegó a intimidar y acosar a los magistrados y funcionarios que nominalmente fueron destituidos el 1 de mayo, lo que indica que, de seguir las cosas así nadie está seguro en este suelo.
El amoral, el pervertido, el sicópata aunque sea “testigo criteriado”, el pederasta, no se contemplan en su maldad, no sufren de remordimientos como atormentaban a Lady Macbeth en el drama de Shakespeare.
Yago, el individuo insondablemente malvado de otro drama de Shakespeare, El Moro de Venecia, se regodeaba de su perfidia, de su capacidad para hacer daño y causar sufrimientos a otros, como es el caso del asesino serial de Chalchuapa, el ahora “testigo criteriado”.
Por cierto, no cabe confundirnos con la jerga judicial y hablar de “criteriado” sino informar que el pervertido pretende “colaborar” con la Fiscalía para señalar a sus cómplices, a cambio de ser considerado testigo y, por tanto, hasta lograr impunidad.

Todos debemos unirnos para escapar del estercolero en que se encuentra el país

Lo primero que toca hacer a la gente de Chalchuapa y de tantas otras comunidades de nuestra martirizada tierra salvadoreña es unirse para protestar por el ultraje del que son víctimas, por el asesinato de la joven Jacquelinne Cristina Palomo Lima, por el descaro del Fiscal nombrado a dedo de no proceder con todo el rigor contra una banda de sicópatas, por tanta ignominia que contemplamos.
El rescate de la decencia, del pudor, de la convivencia, así como ir uniéndonos los salvadoreños contra la violencia en todas sus formas, es la gran e impostergable tarea por delante.
Mientras un diputado oficialista proclama que este es “el país más cool”, los cadáveres de desaparecidos y otras víctimas de la violencia afloran en tierra y el desgobierno quiere arreglarlo todo alentando la impunidad y la censura, negándole explicaciones hasta a CNN y castigando a los investigadores que escarban en busca de la justicia y la verdad.