"Todas las opciones están sobre la mesa”, declaró la presidenta de la Unión Europea, señora Úrsula von der Leyen, a la periodista Christiane Amanpour al referirse a la amenaza de una invasión rusa a Ucrania puesta en marcha por Putin, que ha desplegado cien mil soldados y cadenas de abastecimiento frente al país.
Por una parte, Putin amenaza cortar el suministro de gas a Europa en pleno invierno, pero, por la otra, Europa, que es el principal socio comercial de Rusia intercambiando cerca del cincuenta por ciento de lo que Rusia fabrica y consume, puede montar un bloqueo que causaría estragos al bienestar de la población rusa, que sufre al día de hoy y por mucho tiempo por delante, el esquema socialista impuesto a sangre y fuego por Stalin.
La imagen de un paraíso de bienestar y alegría, de bonanza, sedujo a incontables jóvenes y adultos durante gran parte del siglo XX, motivando al poeta chileno Neruda, Nobel de Literatura, a escribir una Oda a Stalin, un equivalente a componer cánticos a la memoria de Drácula.
Putin, reputado en su país como el envenenador, pretende desmantelar las defensas de Europa frente a una nación altamente militarizada, lo que incluye retirar como miembros de la OTAN a Bulgaria y Rumania, países que supone siguen considerándose parte del ex-bloque soviético pero que abjuran y maldicen el vínculo.
Hasta la caída del Muro de la Infamia, en Bulgaria se levantaba una enorme estatua de Stalin, y sobre el Cabildo al frente se encontraba una estrella en concreto, símbolos, ambos, del imperio rojo.
Al despanchurrarse la “gloriosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas”, los búlgaros hicieron añicos la estatua de Stalin y la estrella y colocaron símbolos propios de la nación, de la misma manera que los rumanos fusilaron a Ceacescu y a su mujer, las odiosas figuras ligadas a Rusia.
Putin, empero, cree que esos pueblos, que la gente en los vastos territorios lo aman y quieren seguir siendo parte de la “Madre Rusia”, pero siguen allí a latigazos, como es a base de imposiciones, incluyendo su reelección una y otra vez valiéndose de reglamentos que excluyen a partidos y candidatos disidentes como Alexei Navalny, que se salvó de morir envenenado.
La amenaza de Putin a Ucrania es lo peor desde la Segunda Guerra Mundial
Ucrania fue, durante siglos, el granero de Europa, el gran productor de alimentos como fue Argentina antes de Perón y son las grandes planicies del oeste de Estados Unidos, el hogar de los “pieles rojas” que están nuevamente repoblando su ancestral patria.
Pero Ucrania, al igual que Georgia, las naciones bálticas y muchas de las repúblicas del interior que fueron “invitados a la fuerza”, fungiendo como dictaduras debido a los tanques rusos, como Hungría y el este europeo, están muy, muy a disgusto bajo la dictadura de Putin y sus secuaces, como Bielorrusia, donde el enloquecido dictador Lukashenko ordena disparar a las manifestaciones en su contra.
No hay déspota sobre la faz de la Tierra que no crea ser la persona providencial, la ungida por los dioses para guiar al pueblo bajo su bota...
Países como Canadá han ofrecido enviar a Ucrania contingentes militares para defenderse de una agresión rusa, al igual que Alemania y otros miembros de la OTAN, la organización creada precisamente para defender a Europa de una agresión militar rusa, lo que surgió durante la Guerra Fría.La amenaza de Putin es el más grave suceso acaecido desde la Segunda Guerra Mundial, que de llegar a un enfrentamiento tendrá graves consecuencias sobre todo el mundo, lo que evidentemente no preocupa al envenenador...