Impensable: armas nucleares en poder de fanáticos religiosos

Un fanático con el poder de destruir pueblos enteros, de atacar Israel o Jordania, de extorsionar a sus vecinos, de perseguir a cristianos, es lo que menos necesita el mundo, que con esfuerzos defiende el orden político basado en la democracia y las libertades inalienables de la persona

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La diputada Eeileen Romero afirmó que canceló el contrato del PPI que estuvo asignado a Cristina López. Foto EDH / archivo

Por El Diario de Hoy

2020-01-13 7:17:27

Tomar las medidas necesarias para impedir que Irán desarrolle armas atómicas, han planteado los Estados Unidos basándose en una contundente realidad: el régimen es una teocracia de fanáticos religiosos con un historial de fomentar el terrorismo, como lo comprueba su apoyo a Hezbollah y a las facciones violentas de Yemen, su ataque a los campos petroleros de Arabia Saudita, su permanente agresión verbal y ataques desde su territorio a Israel, su incansable denuncia del “Satán occidental”.
La retórica hostil no cesa, evidenciando el febril estado mental de sus cabecillas, que han extremado sus controles sobre la mujer, que entre los musulmanes es una especie de ser inferior.
En la época del Shah, traicionado por Carter, las mujeres en las principales ciudades iraníes vestían sin verse forzadas a cubrirse de velos o burkas. Pero al abrir las puertas a un desquiciado, Jomeini, el cuadro se alteró radicalmente.
El incidente relatado por la periodista Oriana Fallaci (1929-2006) revela la clase de locura de esos cabecillas: como los musulmanes radicales no pueden hablarle a una mujer soltera, ella fue forzada a casarse con el chofer que estuvo a su servicio en esa visita al país, pero se divorció luego al dejar Irán.
Fallaci escribió un testimonial en el que denuncia esa demencia institucionalizada, obra que debe ser leída por todos aquellos que quieran entender lo que sucede en Irán.
Un fanático con el poder de destruir pueblos enteros, de atacar Israel o Jordania, de extorsionar a sus vecinos, de perseguir a cristianos, es lo que menos necesita el mundo, que con esfuerzos defiende el orden político basado en la democracia y las libertades inalienables de la persona. Y una muestra de la irresponsabilidad de los que tienen control sobre misiles es la destrucción, “por error humano”, de un avión ucraniano con 176 personas pocos minutos después de haber despegado de Teherán.
Los que tuvimos el privilegio de conocer Irán, antes de los ayatolas, no podemos menos que lamentar su actual tragedia. Una de las ciudades más hermosas del mundo es, o era, Isfahan, cantada por Darío: “Me lo ha contado un persa, llegado de Isfahán…”.
La ciudad imperial rodea una gran plaza donde se abre el palacio imperial Ali Qapu, junto a la mezquita Masjed-e-Shah, el Gran Bazar Imperial y la mezquita real privada de Lotf Allah. Las cúpulas de las mezquitas deslumbran por sus mosaicos, muchos de diseños que se repiten en las alfombras persas, tesoros para quienes las poseen. En esa gran plaza se celebraban torneos de polo ante los ojos de Abbás I el Grande y sus súbitos, en una ciudad ordenada, con calles limpias cuando las de París eran estercoleros.

“Infieles”, como nosotros, se convencen con la espada…

Es aterrador pensar que grupos de fanáticos que se creen en posesión de la verdad absoluta, como en su momento Hitler y Stalin, tengan misiles atómicos en sus manos.
Para extremistas musulmanes, como los que perpetran atentados contra turistas alemanes en el norte de Italia o en Niza, la humanidad se divide entre los iluminados, ellos, y “los infieles”, a los que hay que convencer con la palabra o someter con la espada.
Estimados lectores, por si no se han dado cuenta, la mayoría somos “infieles” y, por lo mismo, incapaces de regir nuestras vidas, por ser ciegos frente a la suprema verdad como la predican los ayatolas.
Por lo mismo, quedamos sujetos a que se desate una conflagración por enloquecidos, que seamos aniquilados por nuestra “ceguera”…