La tragedia de Líbano enluta a todas las personas de bien

Al día siguiente de la tragedia llegó a Beirut el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dados los vínculos históricos entre ambos países y por la magnitud del suceso, inédito desde muchos puntos de vista.

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Las clases en el país fueron suspendidas el 12 de marzo pasado debido a la pandemia; los alumnos han estado recibiendo clases por internet, televisión y radio. Foto EDH / Archivo

Por El Diario de Hoy

2020-08-09 6:49:06

La horrible tragedia de Líbano, un país que viene sufriendo graves problemas desde hace décadas, es un drama del absurdo, pues desde hace algunos años se venía advirtiendo del gravísimo peligro que representaba tener en las bodegas del puerto de Beirut una temible carga que al menor descuido podía estallar.
El chispazo literalmente se dio al soldar unas piezas que dieron fuego a combustibles y este fuego a su vez produjo el enorme estallido de los fertilizantes, un preparado de nitrato de amonio.
El cargamento iba en un carguero ruso rumbo a Mozambique, destinado a una fábrica de explosivos, pero el barco sufrió desperfectos y atracó frente al puerto de Beirut, el principal de la nación. En ese momento inicia la cadena de graves errores que condujeron a la tragedia.
El primero fue negar al navío ruso la posibilidad de repararlo, por lo que el cargamento fue desembarcado y embodegado, haciendo caso omiso de las advertencias de los rusos sobre la alta peligrosidad.
Literalmente nadie quería encarar el problema. Cuando se notificó a las autoridades judiciales sobre el asunto, éstas, muy burocráticamente, contestaron que no había certeza de que “entre sus atribuciones” estuviera iniciar de inmediato un proceso, sino que metieron el asunto en la congeladora.
Todos los que hemos visitado Beirut sabemos que el puerto está al lado de las áreas más populares, de mercados, bodegas, pequeños comercios y restaurantes… Desde el puerto y pasada una área de hoteles y edificios de viviendas medias sale la principal vía de la ciudad, que lleva hacia la Universidad Americana de Beirut, pasa frente a dos enormes rocas en el mar y sigue hacia los grandes hoteles.
Al día siguiente de la tragedia llegó a Beirut el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dados los vínculos históricos entre ambos países y por la magnitud del suceso, inédito desde muchos puntos de vista.
En Beirut, Macron es vitoreado donde se presenta, mientras los titulares del propio gobierno libanés son abucheados, pues la población, con mucho sentido, les culpa por el estado calamitoso del país, la pobreza que está afectando a numerosos sectores y, ahora, por su inacción al no haber tomado inmediatas medidas para solucionar lo que era previsible que sucedería.
Macron ha hecho un llamado a los países que estén en condiciones, de ayudar a reconstruir lo que se pueda.
La llegada inmediata de Macron enfatiza la solidaridad de Francia hacia sus aliados, entre ellos los países fancófonos de África; cuando sufren agresiones o amenazas, Francia envía tropas, que en seguida ponen orden y se retiran.

Líbano, nación pletórica de historia y maravillas, deja hermosos recuerdos en quienes la conocen

Las imágenes y vídeos tomados del momento en que sucedió la tragedia son de horror, con gente ensangrentada, calles cubiertas de vidrios rotos, techos y viviendas que colapsaban casi encima de los transeúntes que corrían… nada igual hemos visto aunque esos horrores se han dado, comenzando por las bombas atómicas lanzadas por decisión del expresidente Truman sobre dos ciudades japonesas y la destrucción de Alemania.
Beirut es considerada la París del Medio Oriente, capital del Líbano, la tierra de los Fenicios que dieron al mundo el alfabeto y fundaron muchas colonias en el Mediterráneo, siendo la más famosa Cartago, la enemiga de Roma y cuna de Aníbal, uno de los más temidos guerreros de la antigüedad.
Los libaneses atribuyen el estado calamitoso del país a la corrupción, a sus venales funcionarios, lo que les está llevando a rebelarse, una historia que parece repetirse en El Salvador.