¿En qué estamos fallando los pueblos iberoamericanos?

Los últimos sucesos en Perú y ahora Ecuador, el problema argentino con el peronismo y “Evita”, las depredaciones de las narcodictaduras... no se acaban de contar los problemas que agobian a nuestra Iberoamérica

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Foto de referencia/ AFP

Por El Diario de Hoy

2019-10-10 7:35:28

“No está claro”, se dice, “si el barco descubrió la isla o la isla descubrió el barco”, pero aun considerando sus muy importantes aportes a España y la civilización europea de entonces, los gananciosos fueron los pueblos americanos, librados de terribles y sangrientos conflictos y de una tenebrosa visión del mundo.

América ganó y, pese al oscurantismo religioso que entonces prevalecía en Europa, inició el camino del pensamiento racional, de lo que heredaron babilonios, egipcios, griegos, romanos, de los aportes de Santo Tomas y Abelardo, de la inapreciable contribución de pensadores bizantinos a Europa y de todo lo que condujo al esplendor del Renacimiento.

Pese a los logros de muchos sectores, los iberoamericanos, que tuvimos grandes y prestigiosas universidades antes que los peregrinos procedentes de Europa llegaran en 1620 a Nueva Inglaterra en el Mayflower, nos fuimos quedando atrás. Y la causa es muy clara: los Estados Unidos fueron capaces de mantener su democracia, en gran parte gracias a los pesos y contrapesos institucionales que evitaron que un grupo de poder controlara la vida política de la nación, aunque hay sectores en los Estados Unidos que sostienen que los poderes fácticos son los que arman los circos políticos, como está pasando en estos momentos.

Las rivalidades entre facciones diversas, la no separación entre Iglesia y Estado en muchas naciones, el mestizaje en algunas regiones como la división entre indígenas y criollos, impidieron un desarrollo uniforme, a lo que se debe sumar la plaga del siglo XX, el marxismo, que se tomó muchas universidades e instituciones en diversos países.
Mientras en Estados Unidos nunca se dio una dictadura, las dictaduras y las luchas por el poder han sido lo “normal” en nuestra parte del Hemisferio, que se “ha lucido” contando con algunas de las más feroces dictaduras de los últimos doscientos años en el mundo.

El listado es apabullante, comenzando por los hermanos Castro, Trujillo de la Dominicana, el Dr. Francia en Paraguay, Perón en Argentina, ahora Evo en Bolivia, Stroessner en Paraguay, Porfirio Díaz en México, Ubico en Guatemala y Hernández Martínez en El Salvador, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez en Venezuela en el siglo pasado y ahora Maduro…

Bajo esas dictaduras, como sucede ahora en Nicaragua, la censura y la autocensura, el miedo, las restricciones de toda naturaleza que se imponen en cualquier momento, impiden la creatividad, la búsqueda de nuevas formas de trabajo, de vida.

Cuba, antes de los Castro, generaba patentes, negocios, nuevos géneros de música, desarrollos en medicina como la vacuna de Carlos Finlay contra la fiebre amarilla , aportes a la investigación histórica, educación como la famosa Álgebra de Baldor…

La dictadura ha tenido el mismo efecto sobre Cuba como el huracán Dorian sobre las Bahamas y Puerto Rico.

Sin confianza, sin seguridad es difícil que los pueblos progresen

Los últimos sucesos en Perú y ahora Ecuador, el problema argentino con el peronismo y “Evita”, las depredaciones de las narcodictaduras… no se acaban de contar los problemas que agobian a nuestra Iberoamérica, aun tomando en cuenta la fiesta de pueblo que se ha montado en Estados Unidos con acusaciones y contraacusaciones.

La tabla de salvación, como es natural, está en recomponer las instituciones, recuperar la seguridad jurídica, dar confianza a la gente para que pueda hollar sus caminos sin temor, sin sentirse expuesta a violencia y atropellos.