En 1989 colapsó el Muro de la Infamia y aquí se desató la violencia

La caída del Muro de Berlín significó, más que un mero hecho geopolítico, la redención de los espíritus sojuzgados por la sinrazón, así como la apuesta de la humanidad por la libertad, la democracia, la justicia, la verdad y sus principios más nobles y eternos.

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Policía procesa la escena del hallazgo de un cadáver sobre la Carretera de Oro, en Soyapango. Foto/ Yessica Hompanera

Por El Diario de Hoy

2019-11-12 5:57:55

Se cumplen en este mes treinta años de dos acontecimientos: uno de resonancia mundial, otro de amargura.
El 9 de noviembre de 1989 el Muro de la Infamia, que dividía el mundo entre “bloque socialista” y naciones libres, se despanchurró, cuando los berlineses del Este y del Oeste con almádenas, mazos, piochas, con lo que tenían a mano, abrieron boquetes ante la impotente mirada de los guardias rojos y la infame Stassi (policía política). En minutos una enorme avalancha de los que hasta ese momento eran siervos del comunismo se transformaron en ciudadanos alemanes, en hombres y mujeres libres.
Los comunistas alemanes levantaron en 1961 una frontera de cercas de alambre de púas que luego se convirtió en una barrera de hormigón fortificada de casi 3.6 metros de altura y aproximadamente 43 kilómetros de largo en la ciudad, pero 170 kms en toda Alemania, con 302 torres de vigilancia, 55.000 minas y francotiradores.
Era la “Cortina de Hierro” que Churchill presagió, al final de la Segunda Guerra Mundial, en la Universidad de Fulton, cuando advirtió sobre el control soviético de una gran parte del continente europeo.
Por eso, años después Kennedy expresaría la solidaridad del mundo libre con los alemanes sometidos, diciendo: “¡Yo soy berlinés!”.
Pero la frase más emblemática y premonitoria fue la del presidente Reagan a su colega soviético en junio de 1987: “¡Señor Gorbachov, derribe ese Muro!”.
La caída del Muro, dos años después, significó, más que un mero hecho geopolítico, la redención de los espíritus sojuzgados por la sinrazón, así como la apuesta de la humanidad por la libertad, la democracia, la justicia, la verdad y sus principios más nobles y eternos.
Mientras tanto, el 11 de noviembre de 1989, en El Salvador se lanzaba una sangrienta ofensiva por guerrilleros que insistían en seguir abrazando las ideas y consignas de odio de clases y violencia que los europeos estaban desterrando.
El resultado de la llamada “Ofensiva Final” fueron decenas de miles de víctimas, de destrucción, de inseguridad y traumas en la población.
La paz llegó en enero de 1992 y El Salvador entró en una época de reconstrucción y reactivación, pero la dirigencia de la exguerrilla continuó con los grilletes del alma y su pensamiento de llegar al poder e instaurar el socialismo, de lucha de clases, de considerar enemigo al sector privado, de bloquear cualquier iniciativa de sus adversarios, por mucho que fuera de bien para el país. Todos conocemos el desastroso resultado de su paso por el poder.

Solo en democracia y bajo la ley es posible vivir con algo de paz

Para encuadrar estos sucesos en un orden coherente de ideas, principios y valores, vamos a repetir lo que con frecuencia decimos: no hay justicias que inventar, no existe un orden moral distinto a lo que viene rigiendo desde hace milenios, de lo que está plasmado en Los Diez Mandamientos, en la jurisprudencia romana, en la filosofía griega y en las enseñanzas de los principales credos.
Hacer el mal, envilecer cabezas de jóvenes, de incautos, pervertir comunidades y hasta naciones, es contrario al instinto básico de los hombres, comenzando por el mandato de no hacer a otros lo que no quieres que te hagan a ti.
Las chusmas que el chavismo lanzó contra Chile dieron fuego a edificios con personas dentro, que murieron calcinadas, un hecho con el cual amenazan a Alberto Fernández, presidente electo de Argentina, que está forzado a interceder en favor de Lula de Brasil y de Evo de Bolivia.
Solo bajo un Orden de Derecho, en democracia, es posible vivir razonablemente en paz, en armonía con otros. Pero aun en tales circunstancias surgen xenófobos, neonazis, jihadistas, violentos y fanáticos como sucede ahora y siempre.