“Zapatero a tus zapatos”, la vieja admonición que con todo cariño aplicábamos al noble personaje que fue Roberto Palomo, que con su visión y esfuerzo calzó a los salvadoreños, que hasta entonces caminaban descalzos o en caites, caites la mayor parte de las veces elaborados con retazos de llantas…
El capricho del aspirante a dictador, el cleptodesgobernante de esta saqueada tierra, llegó al extremo de cerrar temporalmente ADOC, la fábrica que Roberto visionariamente fundó.
La frase del inicio encierra una profunda lección: los hombres en una sociedad deben desempeñarse en lo que saben y dominan, pues será en ese campo donde mejor servirán a sus connacionales y mejor aprovecharán su saber.
El buen administrador, el dedicado ebanista, el plomero, el músico, el creador de empresas, el pintor y el poeta, los futuros Musk… brillan por haber seguido sus mejores impulsos… lo que vale asimismo para los que siguen la jurisprudencia y se especializan en sus diferentes ramas: los penalistas, los dedicados al Derecho Administrativo, los constitucionalistas —de los que hay “muy excelentes” en nuestro país—, que deben diferenciarse de los chupatintas, los que se prestan para estafas, los que se regodean engañando y estafando. Juristas, se requetesabe, no los hay en el equipo del actual cleptodesgobernante, pues ya sucedió que incluso algunos de los chafarotes a su servicio, los vendidos, dispongan que tal o cual tropelía, como fue el asalto del 9F, es “constitucional” y pontifiquen sobre similares burradas.
La futura Asamblea tendrá que nombrar a uno de los magistrados de la Sala de lo Constitucional y otros cuatro de las demás salas, por lo que el Consejo Nacional de la Judicatura debe examinar con microscopio las ejecutorias de los que presente como candidatos, no solo en lo puramente profesional, sino en lo humano, en lo familiar, en sus previos desempeños como estudiantes, hijos, colegas, miembros de una comunidad.
Hay abogados sin mayores credenciales en su profesión y mucho menos en lo moral alrededor del cleptodesgobernante, quienes, según decires, andan en meneos para impulsar sus candidaturas echando mano de presiones, chantajes, amenazas. Pero el solo hecho de estar metidos en tal estercolero los descalifica de entrada, ad portas…
El Orden de Derecho es, esencialmente, un orden moral y racional, no un amontonamiento de ocurrencias, de conveniencias políticas, de artilugios para someter a otros en contra de su voluntad y que no haya actuado dolosamente.
El Orden de Derecho es un Orden Moral que encaja con la razón y las tradiciones de Occidente
El Orden de Leyes es fruto de una antiquísima serie de actos, medidas, decisiones para asegurar la pacífica interacción entre los miembros de una tribu y especialmente de los poblados, de lo que luego se llamó “civilización”, la ciudad como entidad superior, orgánica sobre las partes.
Cuando el Rey Hammurabi de Babilonia hizo esculpir en piedra las leyes de su reino, al igual que Cambises castigó al juez prevaricador Sisamnes, eran los herederos de tradiciones para hacer justicia, “dar a cada quien lo suyo” en el noble sentido de la expresión, distanciándose de prácticas bárbaras que persisten al día de hoy entre los talibanes y los norcoreanos.
El derecho, la jurisprudencia, se fundamenta en el pensamiento de los griegos y su final formulación por los romanos, lo que rige al día de hoy.
Y es en manos de juristas asentados en esa tradición que debe recaer el nombramiento de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.