Chilenos pueden esperar un mamotreto de ocurrencias en la “nueva constitución”

Ahora cada grupo social pretende que “el Estado” tutele sus derechos y apetencias, lo que conduce a la gran interrogante que pocos se plantean: ¿quién o quiénes pagarán los almuerzos, dado que no hay en este mundo almuerzos gratis?

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Foto: AFP

Por El Diario de Hoy

2021-07-10 6:09:48

Una nueva constitución, fraguada en caliente, se pretende decretar en Chile, la que luego se sometería a un plebiscito planteando a los ciudadanos la pregunta de rigor: ¿la aceptas o la rechazas?
Toda esta conmoción inició hace poco tiempo cuando una joven mujer montó un movimiento para que la educación universitaria fuera gratis, que no se pagara un solo centavo para estudiar en los centros académicos.
De lo que podemos todos estar seguros es de que la nueva constitución chilena será un monumento a la más hipócrita politiquería social, el sumum de las ocurrencias colectivas.
Desde ese punto hasta hoy cada grupo social pretende que “el Estado” tutele sus derechos y apetencias, lo que conduce a la gran interrogante que pocos se plantean: ¿quién o quiénes pagarán los almuerzos, dado que no hay en este mundo almuerzos gratis?
Los demócratas en Estados Unidos, con Biden a la cabeza, tienen lista la respuesta: que sean los que más ganan los que carguen con el costo, un enfoque que no toma en cuenta una de las consecuencias inevitables de tales medidas: que los impuestos son un costo de producción, por lo que al elevarlos se encarecen los bienes y productos que consume la gente, lo que conduce a la obvia contradicción: que en mayor o menor medida cada grupo social paga su cuota y, en el caso de los estudiantes universitarios, al elevar los costos de las empresas obtener un empleo se vuelve más difícil, los salarios serán menos atractivos y las posibilidades de avanzar profesionalmente más complicadas.
Si se considera la riqueza nacional, la suma de lo que se produce en una nación, como un gran pastel, apoderarse de una tajada, mayor o menor, se convierte en un conflicto de intereses: si los “mapuches” (entonces conocidos como araucanos), los pobladores originarios que resistieron con éxito a los conquistadores españoles, logran más porción del pastel, ello será en menoscabo de otros grupos, que pueden entonces iniciar demandas, etcétera, complicando la convivencia.
Una similar situación se está dando en Colombia, donde “los jóvenes” pretenden recibir beneficios directos, no por lo que contribuyan al bienestar general sino simplemente por “ser jóvenes”, indistintamente de si son esforzados o productivos o vagos en potencia...

Quien se propone puede siempre mejorar su condición personal

La situación conflictiva se alimenta desde Venezuela, país que pasa por uno de los desastres humanitarios más graves del mundo actual, pero que no vacila en destinar recursos para agitar la situación en el resto del Hemisferio; hay recursos para ello pero no para dotar a los hospitales y despensas de lo mínimo indispensable, la “herencia del chavismo”.
En la medida que un país se decanta por el populismo y cae en manos de demagogos como está sucediendo en Perú y fue el caso del Ecuador bajo Correa, la pobreza se incrementa, lo que a su vez hace que muchos no quieran seguir luchando para arreglar las cosas internas sino que buscan oportunidades fuera, sea intentando colarse en Estados Unidos o en Europa, pues es imposible lograr emigrar al Japón o en algunas de las potencias de Asia.
Cada nación, hasta las más pobres, ofrece oportunidades a quienes se proponen mejorar en alguna medida su condición. Todo es empeñarse, no caer en vicios, administrar mejor su tiempo y sus recursos como personas.
Muy importante es poner oídos sordos a los falsos mesías, a los que dan atol con el dedo.