Quien abuse o atropelle a un ciudadano es personalmente responsable de tal acto

No tiene validez alegar el cumplimiento de “órdenes superiores” y la persecución penal no prescribe o cesa nunca ni los delitos se diluyen con el tiempo

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El encierro y la soledad pueden causar estrés y ansiedad en los mayores.

Por El Diario de Hoy

2020-04-13 10:42:41

Se contaba, “en los tiempos del estalinismo”, de un estadounidense que tuvo que compartir la habitación de un hotel con un ruso, con el que tuvo una relación cordial hasta que, en el segundo día, tocaron a la puerta a medianoche…
Siguiendo mi costumbre —dijo el norteamericano— fui a abrir la puerta, pero mi compañero ruso, siguiendo su costumbre, se tiró por la ventana…
Era preferible para los pobres rusos en ese tiempo lanzarse por la ventana o meterse un balazo, que caer en manos de los torturadores de la policía secreta, que es precisamente la amenaza que toda dictadura acarrea en sus negras entrañas, como en la actualidad las de Maduro, Ortega y la castrista, así como Kim Jong-un en Corea del Norte, o Gurbanguly Berdimuhamedo, de la ex-república soviética de Turkmenistán, que se considera “el más guapo y cool” del mundo.
Cuando las medidas de un dictador en ciernes o ya sentado en su trono son criticadas y valen poco las andanadas de insultos para disuadir, lo usual de las trolecracias, el siguiente paso es amenazar con actos violentos ( ¡Ojalá te violen!) hasta que la tentación de echar mano de detenciones arbitrarias de día o de noche comienza a rumiarse, pero en ese momento se ha cruzado o —está por serlo— la línea entre las tentaciones dictatoriales y un chavismo que saca las garras.
Las dictaduras tienden a ser empobrecedoras, generan gran corrupción y suelen ir de fracaso en fracaso, ya que las decisiones no se toman para lograr los mejores resultados sino por los beneficios políticos o personales que convengan al líder máximo o de la mafia que lo rodea.
Para nadie en este suelo las inclinaciones autoritarias del actual presidente son cosa nueva, pues mucho antes de llegar al poder, desde que fundó una agencia de publicidad para manejar las cuentas de efemelenismo y más tarde cuando fungió como alcalde de Nuevo Cuscatlán, su autoritarismo se puso de manifiesto, al lado de su tendencia de saltar sobre todas las trancas.
Pero ni a él le conviene esa postura, ni al país, que en ningún momento va a renunciar a su democracia.

Las dictaduras se montan por aduladores que creen que nunca serán acusados

La última resolución de la Corte Suprema, al referirse a las retenciones forzadas de personas que incumplen la orden de quedarse en casa, dictamina que ninguna crisis o coyuntura anula los derechos constitucionales de la persona y la autoridad que se exceda es personalmente responsable de actos o agresiones que lleve a cabo.
No tiene validez alegar que “cumplía órdenes de sus superiores”, un principio que se reafirmó en los juicios de Núremberg contra los jerarcas nazis y posteriormente en condenas de guardas de campos de concentración y actos contra poblaciones civiles como el bombardeo de Lídice en Checoslovaquia y por el cual fue ajusticiado Adolf Eichmann en Israel.
Las monstruosas persecuciones de Maduro contra los venezolanos opositores no prescriben —no cesa nunca su persecución penal ni se diluyen los delitos con el tiempo— como no prescribirán los asesinatos del ex-canciller Borgonovo y de Mélida Amaya. Estas últimas son referencias históricas, pues estamos seguros de que el presidente Bukele nunca llegará a transgredir los límites que la decencia y compasión hacia todo ser humano dictan.
La amenaza son siempre los allegados, los aduladores, los corruptos que usualmente rodean a presidentes y dictadores y que suponen no responderán por nada, pues le echarán la culpa a su jefe.