Ya que estaremos encuarentenados aprovechemos el tiempo en buenas cosas

Algunas de las cosas positivas que los aislamientos traen consigo: estar más en comunicación con los niños, leer buena literatura, aprovechar lo que se difunde por el Internet por museos, orquestas, sitios turísticos.

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Este es uno de los controles instalados en la entrada a Santa Tecla. Foto EDH/ Jorge Reyes

Por El Diario de Hoy

2020-03-24 8:55:03

El enclaustramiento de toda la población decretado por el gobierno nos ha cambiado la vida a todos en el sentido de que durante semanas —o meses— estaremos enclaustrados, lo que significa que debemos aprovechar el tiempo para reconectar con nuestros niños y los miembros de la familia que comparten el mismo espacio.
Los medios de comunicación, las redes sociales, lo que se conversa, destacan algunas de las cosas positivas que tales aislamientos traen consigo, como, repetimos, estar más en comunicación con los niños, leer buena literatura, aprovechar lo que ahora se difunde por el Internet por museos, orquestas, sitios turísticos.
Hay que hacer el mejor de los esfuerzos en mantener una buena disposición, evitar discusiones estériles, no fumar, pues en un recinto cerrado el humo del tabaco “de segunda mano” es muy perjudicial, como asimismo hay que moderar o eliminar el consumo de bebidas alcohólicas.
Es la buena coyuntura para informarse sobre los aztecas, el viaje de Magallanes para llegar a Asia, la maravilla que fue el Imperio Romano, cómo cuidar plantas, entrenar animalitos domésticos, aprender un nuevo idioma.
Sobre el aprendizaje de idiomas vamos a hacer referencia al método con que el padre de la arqueología, Heinrich Schliemann, utilizó para aprender nuevos idiomas, los más de veinte que se le atribuyen:
—leía varias veces en la nueva lengua, obras que ya había leído antes en su idioma materno u otros que dominaba.
Una persona muy cercana a nosotros nos cuenta que siguiendo ese método pudo aprender italiano mientras estudiaba en una universidad alemana, leyendo tres veces la misma obra pero sin ocuparse de gramática y solo en raras ocasiones buscando en el diccionario, también italiano, el significado de palabras que no lograba descifrar.
El encierro es la ocasión perfecta para que adultos, niños y adolescentes aprendan inglés, el idioma que usamos para negocios, para entendernos con franceses o hindúes que no hablan español, para viajar, pues por lo menos en los hoteles, restaurantes y sitios turísticos habrá quienes lo hablen e inclusive tendrán menús o carteles en inglés para el forastero.

Al mal tiempo, buena o resignada cara… para sacar del encierro un provecho

Por internet se puede acceder desde óperas en el Metropolitano de Nueva York, hasta programas de la Filarmónica de Berlín y visitas virtuales al Museo del Prado, las Ufizzi de Florencia, barrios de París, pirámides de México, ruinas mayas…
Simplemente se indica al buscador de YouTube u otros portales lo que se desea y allí se van encontrando maravillas, desde cómo bordar telas, hacer gallo en chicha, preparar empanadas argentinas, lograr mejores pupusas con los ingredientes de siempre.
(Y hablando de pupusas, nunca coman “de chicharrón” pues el que usan en las pupuserías casi siempre son desechos de carnes diversas, horribles sobras de comidas viejas).
No es ninguna gracia tener que encuarentenarse, pues en muchos casos es el equivalente de cumplir una pena de cárcel en el propio domicilio, con el virus haciendo el papel de los guardias fuera, con orden de disparar cuando el condenado asome la nariz.
Pero al mal tiempo, buena cara…
A una hora determinada los italianos, en pueblos y ciudades, desde ventanas y balcones cantan su himno, la forma de expresar su unidad nacional en estos atribulados momentos.
Divas y cantantes profesionales regalan con arias operísticas o canciones populares a los vecinos en su entorno, una forma de mitigar angustias internas.