Las cotizaciones en la bolsa de Nueva York han sufrido una caída fuerte a raíz de la muerte de una estadounidense por el coronavirus, pues nadie ignora lo que esa enfermedad ha causado a la economía china, con ciudades y regiones enteras en cuarentena y donde la vida parece que ha llegado a paralizarse.
Las fotos que se han publicado de Shangai, usualmente una extraordinaria y dinámica urbe, de los centros financieros más importantes del mundo, son más que elocuentes: muy poco tráfico en calles casi desiertas, tiendas, bancos, oficinas cerradas.
Es de suponer que una mayoría de sus pobladores sigue trabajando desde sus casas, pero que no se atreven a salir para evitar contagios.
En Italia los efectos del coronavirus comienzan a sentirse con las cancelaciones a hoteles, lo que en menor medida debe estar sucediendo en otros países de Europa ya que muchos viajeros están reconsiderando sus planes de viaje.
Un caso más que lamentable es el de los franceses, que sufrieron la parálisis causada por sus sindicatos, una plaga muchísimo peor que la del coronavirus, para iniciar el año con más cancelaciones de viajeros.
La mayoría de las grandes plagas de la historia, uno debe tenerlo siempre presente, fueron causadas por aguas contaminadas, insalubres. Lo usual hasta hace muy poco era tirar sobre la vía pública las aguas servidas, los excrementos de la gente.
Hemos visto, “con nuestros propios ojos” letrinas en pequeños poblados europeos que se usaron hasta hace unos cien años, que vertían sus inmundicias a la calle.
Tales hechos no son para tener tranquilos a los salvadoreños, que en muchos casos han sido forzados a tomar agua visiblemente sucia, ya que los encargados de manejar tanto ANDA como Salud Pública no parecen tener la capacidad para corregir la situación.
La actual administración heredó de la anterior parte del problema, como ellos a su vez se encontraron con prácticas absolutamente nefastas, pues haber convertido al Acelhuate y otros ríos del país en cloacas abiertas por no construir plantas procesadoras, es un crimen contra la población entera.
En parte el mal se deriva del eterno problema de todas las democracias: los cándidos…
Se ha dado el caso de alcaldes en nuestro terruño que al escoger entre arreglar las tuberías de agua potable y aguas servidas o pavimentar las calles, se van por la pavimentación, pues eso lo ven los incautos que votan en las elecciones, mientras lo que está bajo el suelo no lo ven.
Cada comunidad debe prepararse para enfrentar calamidades futuras
Si ni tan siquiera puede “el Estado” suministrar agua potable y evacuar bien las aguas servidas, mucha gente se asusta pensando en lo que puede suceder si caemos víctimas de la plaga del coronavirus, aun considerando que en los climas cálidos las personas son menos propensas a sufrir de gripes, aunque aquí la contaminación ambiental causa muchos enfermos de males pulmonares.
Como solía decir un amigo nuestro, “hay que ir por la vida confesados y comulgados” por lo que pueda suceder, como están pasando en Honduras.
A los estimables vecinos de San Luis Talpa y otros poblados, les hacemos la obvia recomendación: “privaticen los servicios de agua” en el sentido de formar sus propios embalses, para así estar mejor preparados por lo que pueda venir en los próximos meses…