Todos son iguales, pero solo cuando se quiere humillar a unos, no a los favoritos

Esa clase de ensañamiento, de odio visceral, fue la que mostró el régimen de Funes —el procesado por el saqueo de 351 millones de dólares de todos los salvadoreños— al propiciar la muerte a pausas del expresidente Flores. Ahora no se vale ni con Saca ni con otro ser humano

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La gente baila en la calle mientras un hombre toca música en vivo con un teclado en el área de Soho de Londres el 4 de julio de 2020, ya que las restricciones se alivian aún más durante la nueva pandemia de coronavirus. Foto / AFP

Por El Diario de Hoy

2020-07-05 10:41:53

El director de Centros Penales, el de los viajes en jet privado pagados por Dios sabe quién, ha sido blanco de críticas al difundir una foto del expresidente Saca bañándose con huacal en uno de los baños colectivos del penal de Mariona.
“No puede haber discriminación entre unos y otros; aquí la ley se aplica por parejo…”, fue la explicación que dio de lo que constituye para una persona como Saca o cualquier otro salvadoreño una inaceptable forma de humillarlo de parte de un régimen que abiertamente favorece a sus allegados, persigue implacablemente a sus críticos y no cumple con obligadas exigencias legales como en el caso de las enfermeras que laboraban en Casa Presidencial y que al volver de una cuarentena no se les reinstaló ni se les reconocieron prestaciones a las que tenían todo derecho.
Descaradas parcialidades es lo que caracteriza al actual régimen, por lo que el trato a Saca alegando que “todos son iguales ante la ley” es puro y desvergonzado cinismo, abuso de poder, como el hecho de que el sicópata asesino de Borgonovo, Mélida y tantas otras honestas personas, ande libre, al igual que los asesinos de Roque Dalton. No se vale ni con Saca ni con otro ser humano.
Quiérase o no, Saca llegó al poder gracias al voto mayoritario de los salvadoreños; que no haya llenado sus expectativas y haya sido condenado por corrupción, es otra cosa. Bukele igualmente alcanzó la presidencia por el voto de una mayoría de los electores que concurrieron a votar, pero casi de inmediato comenzó a fraguar la imposición de una dictadura, la destrucción de nuestra democracia, imperfecta si se quiere como todo en este valle de lágrimas, pero democracia.
Esa clase de ensañamiento, de odio visceral, fue la que mostró el régimen de Funes —el ahora procesado por el saqueo de 351 millones de dólares de todos los salvadoreños— al propiciar la muerte a pausas del expresidente Flores, que también llegó al poder gracias al voto libre de sus connacionales.
Lo que caracteriza a los rojos y al actual régimen es poner al frente de ministerios e instituciones a sus allegados. En el caso presente, un gabinete de vendedores de motocicletas, parentelas y amigatelas y militantes del efemelenismo.
La práctica es obedecer la ley y enarbolarla cuando les conviene y pisotearla al alcanzar sus objetivos.
El primer año de la presidencia de Bukele se ha caracterizado por agresiones a gente y entidades “que le caen mal”, como obviamente es Saca, y que le caen mal sin otra razón que la envidia, al lado de favorecer grupos y personajes incondicionales, miembros de su familia, o gente para él “simpática” sin que se sepa de dónde viene esa extraña simpatía, aunque pueda explicar los dedazos en adquirir bienes y servicios.

Orden de Derecho protege de depredadores y aventureros a los pueblos

Permanentemente recordamos que una democracia tiene que asentarse sobre el principio de “o todos en el suelo o todos en la cama”, lo de “no hagamos a otros lo que no queremos que nos hagan a nosotros”, principio que todos reconocemos como el fundamento de la justicia.
Todos tenemos derecho a recibir pronta y cumplida justicia, a ser juzgados por jueces imparciales y no prevaricadores togados, a proteger nuestra imagen y honra. Todo eso lo garantiza la Constitución, como ha señalado la distinguida abogada constitucionalista Erika Saldaña, apreciada columnista de EL DIARIO DE HOY.
Esa es la primordial razón por la cual debemos defender el Orden de Derecho, protegerlo de aventureros, demagogos y masas de incautos que venden su primogenitura por la promesa de que “en un futuro” van a darles un plato de lentejas… amargas lentejas, pues nadie come a gusto con grilletes en el cuerpo…