Pintan futuros esplendorosos, evocan imaginarias edades de oro...

A 30 años del despanchurramiento de la URSS, en Rusia, en una estrategia política montada por Putin, se manipula la imagen del imperio soviético pintándolo como una etapa de grandes y gloriosas batallas, de bienestar... todo falsificando los horrores y terribles carencias del estalinismo

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Virgina Roberts afirmó que fue forzada por Epstein a mantener relaciones sexuales con el príncipe Andrés, lo que este niega. Foto/ AFP

Por El Diario de Hoy

2021-12-30 6:00:33

Se engaña a las masas vendiéndoles la promesa de un futuro lleno de esplendor y felicidad o evocando un pasado de gloria, una edad de oro...
“Dichosos tiempos y tiempos dichosos aquellos cuando no había un tuyo y mío...”, dijo Don Quijote a Sancho, posando sus pies en la dura realidad de todos los presentes, los “hoy” con sus cuitas, sus limitaciones, sus incesantes desafíos.

La mayoría, sino casi todos los políticos, cae en el oficio de traficantes de ilusiones, de pintar imaginarios paraísos que van a alcanzarse al encabezar ellos el rebaño, como Moisés al pueblo de Israel cuando desde el monte Nebot divisó la tierra “donde corrían ríos de leche y miel” pero que nunca su planta iba a hollar.

Moisés sacó al pueblo de Israel de la esclavitud, del pecado que representaba el Egipto de los faraones, lo que no fue impedimento para que siglos después uno de los reyes de Israel, Salomón, reputado por su enorme sabiduría, forjara una alianza con Egipto casándose con una de las hijas del Faraón, una de sus cientos de esposas y concubinas, un hecho que se plasma en el bíblico libro de Reyes.

El buen Salomón, evidentemente, no se privaba de ningún placer carnal, llegando inclusive al extremo de casarse con la hija de un rey fenicio, pueblo que sacrificaba niños como describe Gustavo Flaubert en su novela Salambó.

A 30 años del despanchurramiento de la URSS, en Rusia, en una estrategia política montada por Putin, posiblemente el hombre de mayor riqueza sobre la Tierra, se manipula la imagen del imperio soviético pintándolo como una etapa de grandes y gloriosas batallas, de bienestar... todo falsificando los horrores y terribles carencias del estalinismo, de cuando una crítica podía llevar a la muerte o al destierro en el GULAG que pintó Alejandro Solzhenitzyn en “Un día en la vida de Iván Denisovich”.

El “archipiélago Gulag” era la cadena de campos de concentración montados por el estalinismo en Rusia, muy similar al “archipiélago” de campos de exterminio de los nazis: Auschwitz, Dachau, Treblinka...
Se dice que en Treblinka murió de tifoidea Anne Frank, la muchachita cuyo testimonio, su “diario”, es la más conmovedora denuncia del nazismo, de la demencia totalitaria.

La niña cometió el error de revelar a su mejor amiga dónde se escondían, lo que debe de haber llegado a oídos del padre de ella, quien, para congraciarse con los nazis, les dijo el sitio en que estaba la familia Frank, que fue exterminada en su casi totalidad con excepción del padre, que al volver al escondite después de la guerra encontró el “Diario” de Anne, el documento mas conmovedor de esos años de demencia totalitaria.

 

En Lituania quedó expuesta la infernal realidad del estalinismo

Ya hemos narrado cómo la KGB soviética tuvo que dejar de un día a otro Lituania, sin darles tiempo de quemar archivos y destruir cámaras de tortura, un enorme edificio de cien metros por cien metros cuadrados, que es hoy en día un museo de la barbarie y de los peores instintos del ser humano.

Vendiendo futuro, como dice nuestro gerente de información, o evocando una edad de oro pasada, se embelesa a las masas, que casi nunca tienen la perspicacia de cuestionar esos paraísos que les pintan; muerden el anzuelo y se precipitan al abismo, un proceso que para muchos constituye una labor de cretinización, del perverso lavado de cerebro que entre otros incidentes pusieron en marcha los comunistas, incluso en El Salvador.