Cada vez horrorizan más las tragedias de motociclistas

Hay medidas lógicas que pueden reducir las muertes, comenzando por una obvia: que los motociclistas conduzcan a la derecha, que se prohíba la circulación de motos en vías rápidas y que sancione drásticamente la temeridad, sobre todo cuando se transporten tres personas y a quienes lleven a niños en las carreteras.

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Rodolfo Zelaya, durante el juego entre Los Angeles FC y el San Jose Earthquakes. Cortesía Omar Alonso / Deporte Total USA

Por El Diario de Hoy

2019-11-05 10:40:49

Cada día sufrimos el horror de motociclistas que al conducir sin precauciones, irresponsablemente, matan a otros, matan a sus hijos y se matan ellos, sin que se haga conciencia pública para evitar estas tragedias.
Ha habido lapsos en el año en que se ha registrado un muerto a diario prácticamente por percances en motocicleta y muchas de las víctimas no tenían ni permiso para conducir, según ha informado el Viceministerio de Transporte.
Hay medidas lógicas que pueden reducir las muertes, comenzando por una obvia: que los motociclistas conduzcan a la derecha, que se prohíba la circulación de motos en vías rápidas y que sancione drásticamente la temeridad, sobre todo cuando se transporten tres personas y a quienes lleven a niños en las carreteras.
El sábado anterior, un motociclista que llevaba a su esposa y su pequeño hijo se estrelló frontalmente contra un automóvil en la carretera a Comalapa. El motociclista y su hijo murieron, en tanto que la señora quedó lesionada. Testigos relataron que el niño fue auxiliado entre desgarradores gritos, pero murió cuando era atendido en el hospital Bloom, en San Salvador. No fue la única tragedia similar ese fin de semana…
La regla debe ser: nada de niños en motocicletas a menos que los lleven a una escuela cercana, pero siempre en la comunidad donde vive la familia.
En la mayoría de países y más en aquellos donde hay autovías, se trate de una Autobahn, autostrada o sus equivalentes, el tráfico de motocicletas está prohibido, pues la tentación de zigzaguear en medio del tráfico es, para los pobres conductores, simplemente irresistible, sin tomar en cuenta que son tentaciones que el demonio pone al frente para llevar sus almas a los infiernos.
Las motocicletas no deben confiscarse por un motivo básico: si la policía se las lleva, en Changallo las desmantelan y roban las partes, pues pese a ser un recinto policial, de “el Estado”, roban lo que pueden sin que nadie proteste, más en esta aporreada tierra nuestra donde robar lo ajeno es casi de rigor.
No todos los que tienen un percance en moto mueren, pero los más “afortunados” quedan mutilados o con lesiones que los martirizan por el resto de sus días, un sufrimiento que trasladan a sus familias.
Las muertes no son debido a “accidentes viales” pues “accidentes” no existen, sino torpezas o imprevisiones de unos que pueden costar la vida de alguien, más cuando los irresponsables son los dos que se dan el encontronazo, digamos uno por conducir a excesiva velocidad, el otro por sobrepasar donde no debía.
A ello se suma la permisividad de las leyes…

Fiscalía, dura con unos y sin tocar a otros

A lo anterior se agrega otro grave problema: que la Fiscalía sigue sin tocar a los grandes ladrones de las dos últimas administraciones, lo cual da tiempo para que sus crímenes y saqueos prescriban, para que se retiren disfrutando su malhabido botín.
Creímos todos que se había superado la actuación de un fiscal que brillaba por no tener vergüenza, por ir tras unos pero nunca tocar a otros, a los que a unos procesaba en libertad para soltarlos de inmediato pero se ensañaba con los opositores a los rojos, como con la captura con escándalo público de Antonio Saca en la boda de su hijo.
La cortina de humo en estos momentos es el proceso contra René Figueroa, afable persona que nunca asesinó, nunca secuestró, nunca extorsionó, nunca maltrató a nadie, como el ensañamiento contra Angelucci mientras los criminalazos siguen tan tranquilos.
Ocúpense las autoridades de reducir las muertes de motociclistas, lo que no es un cometido muy difícil de encarar, y póngase las pilas el actual Fiscal.