Cada persona debe ocuparse de los niños pobres en esta Navidad

Debemos proteger a los niños en nuestro entorno y, de ser posible, contribuir en alguna medida al cuidado y la formación de otros pequeños.

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Foto: AFP

Por El Diario de Hoy

2019-12-02 6:56:43

Una nueva Navidad llega para endulzar nuestros corazones, la gran fiesta de muchos niños en esta tierra, niños cuyo bienestar, futuro, educación y felicidad deben ocuparnos a todos.

Debemos proteger a los niños en nuestro entorno y, de ser posible, contribuir en alguna medida al cuidado y la formación de otros pequeños.

Muchos grupos recogen juguetes para llevarlos a niños sin juguetes, como otros nos ocupamos de organizarles juegos, llevar música y organizar almuerzos para niños sin hogar, donarles juegos mecánicos, como este Diario ha instalado en el Hogar del Niño y mantiene desde hace varios años.

Centenares de miles de niños en El Salvador sufren al día de hoy las consecuencias de la guerra de los años 80, que condujo al éxodo de casi dos millones de salvadoreños y luego, indirectamente a la formación de las pandillas, en un principio para defenderse de pandillas locales en California pero que ahora han calcado las estructuras de los llamados “comandos urbanos” de la desaparecida guerrilla.

Las “maras” se caracterizan por una crueldad sin precedentes en el mundo contemporáneo, lo que las ha llevado a ser calificadas por el Presidente Trump como las organizaciones criminales más peligrosas en la actualidad.

Ser un niño en colonias marginales, en muchas ciudades y pueblos, hasta en el campo, es casi una condena a ser reclutado, esclavizado, envilecido y eventualmente ser muerto o terminar en una cárcel hacinada, sin servicios reales y con pocas probabilidades de ser rehabilitado, pues inclusive los cabecillas obligan a muchos de ellos a rechazar ese proceso.

La mayoría de niños y de una vez diremos que niños son de uno y otro sexos, son en parte víctimas de la “hipócrita sensiblería” de muchos adultos y de organizaciones locales e internacionales que dicen protegerlos.

Literalmente hay grupos que “por persignarlos los arañan” como con lo que fue la Ley del Menor Infractor ahora parte de esa chamberga de falsa humanidad de la Ley Minoril, que incorpora al lado de buenos preceptos, las ocurrencias y tonterías de políticos y activistas diversos.

Un ejemplo son las muchas restricciones, o barreras, para adoptar niños, que hacen sumamente difícil que parejas extranjeras calificadas por sus propios gobiernos, reciban a un niño abandonado o inclusive con otros problemas.

Romper la contradicción de niños sin padres y padres sin niños, es muy trabajoso, lo que lleva a buenos hogares a buscar niños rusos o de otras nacionalidades, pues los que aquí manipulan esas organizaciones se aprovechan de las restricciones en su personal provecho, no el de los niños a su cargo, aunque siempre hay excepciones.

Las leyes los prefieren en la calle a que aprendan un oficio

Una de las maldiciones que pesan sobre los niños son las prohibiciones al “trabajo infantil”, como las disposiciones de la OIT, que equivale a preferir que un niño caiga en poder de pandillas a que lo pongan de aprendiz en una panadería o un taller, lo que para ellos tiene estos obvios beneficios:

-el primero, sacarlo de la calle;

-el segundo, ir disciplinando, acostumbrarlo a seguir indicaciones, a cumplir horarios;

-el tercero, ir incorporándolo a un oficio y un grupo de trabajo.

En la Alemania de la postguerra, muchísimos niños a partir de los trece años se educaron gracias al aprendizaje, voluntario entre las partes.