Asamblea analiza penar con cárcel el castigo físico a los niños

Las propuestas a los diputados contemplan reformar en la legislación el derecho de corrección de los padres y hasta la disposición de restricciones al niño para salir o ver televisión si no ha hecho la tarea o ha incumplido una norma de la casa, etc.

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Foto Por Cortesía

Por El Diario de Hoy

2019-05-08 7:23:40

Como la bruja de Blanca Nieves que se preguntaba “¿cuál es la más bella del reino?”, en la Asamblea Legislativa y en el Ejecutivo la disputa es por mostrar gran “sensibilidad social” o protagonismo populista, no importando el daño que se pueda causar con cada ocurrencia.

A inicios de semana, los salvadoreños se desayunaron viendo en la televisión una discusión entre diputados y organizaciones que velan por los niños sobre limitar el “derecho de corrección” de los padres y aplicar penas de cárcel a los que den castigo físico a los niños. También se dijo que se busca prohibir hasta las restricciones al niño para salir o ver televisión si no ha hecho la tarea o ha incumplido una norma de la casa, etc. Los diputados respondieron que la legislación ya contempla sanciones por maltratos a los menores.

Ciertamente ha habido abusos brutales e imperdonables de padres a hijos, a quienes han vapuleado, les han quemado las manos u otra parte del cuerpo, les han destruido su autoestima, los han acomplejado y esto ha convertido a muchos en otros abusadores y monstruos peores que sus progenitores. Pero lo anterior no justifica ir a extremos como desconocer el derecho de corrección de los padres y la potestad de actuar razonablemente en caso de una falta de un hijo.

Sólo el hecho de meter en la cárcel a un padre es contraproducente porque, ¿quién mantiene a la familia y la defiende en caso de una agresión? Y si nadie impide que un niño salga a la calle cuando le viene en gana ¿cómo se evita que no sea reclutado o muerto por pandilleros?

Es vital proteger a los niños, asegurar su autoestima, su desarrollo integral, pero no yendo a extremos ni dinamitando la autoridad y las bases de la familia en aras de que el Estado termine regulando la conducta de cada individuo, como en los países totalitarios, donde los hijos son del “partido” y no de los padres. Tienen que buscar otros mecanismos y controles.

Cuidado que el remedio no salga peor que la enfermedad

Las terribles cosas que están pasando en las calles y en nuestros poblados son amargas realidades, no una invención de los medios de comunicación como los efemelenistas dicen cuando les conviene en sus intentos de tapar sus fracasos con un dedo. Son el resultado de un grave problema de indisciplina en nuestro país, de desinterés, de desparpajo.

En contraposición está el ejemplo de Ismael Antonio Parada Oviedo, que cargaba bultos en el mercado de Tonacatepeque y gracias a ello pudo estudiar y graduarse en una universidad.
Así como son numerosos los casos de “nini’s” (que ni estudian ni trabajan), también se sabe de muchos jóvenes y hasta personas mayores que gracias a su esfuerzo e interés sobresalen y van labrándose una buena posición en la vida.

Es más que admirable el caso de la joven Gabriela Corea, quien fue la única que obtuvo una nota de diez en la PAES, gracias a lo cual ha obtenido una beca para estudiar en el Massachussets Institute of Technology (MIT), una de las más prestigiosas escuelas técnicas del mundo.

En todas partes se da lo mismo: jóvenes muy aplicados que ponen todo su esfuerzo por sobresalir, muchachos y muchachas que se contentan con lograr un nivel mediano de educación y aquellos que no toman interés por nada y se quedan cargando bultos el resto de sus vidas.

La educación comienza en la familia y es importante trabajar mucho más con los padres para que den un adecuado trato a sus hijos.

Los promotores de la iniciativa y los diputados deben tener cuidado de que el remedio no salga peor que la enfermedad, como con otras leyes garantistas en exceso