Día Internacional del Arte se designa el 15 de abril para conmemorar el nacimiento de Leonardo da Vinci (1452-1519), uno de los mayores genios artísticos de todos los tiempos que además de pintor, por lo que se le recuerda, fue arquitecto, ingeniero militar, estudioso de la anatomía humana, inventor...
Leonardo, Miguel Ángel Buonarroti y Rafael Sanzio de Urbino fueron el prodigioso trío de artistas que marcaron el Renacimiento Italiano, una fulgurante época que se equipara a la Edad de Oro de la civilización griega y el florecimiento romano.
La Mona Lisa, el cuadro más famoso del mundo, un prodigio de sutiles detalles, lejanos paisajes, exquisitas filigranas, intriga y seduce por su enigmática sonrisa... ¿qué quiso expresar el artista en un retrato que comenzó a pintar de la esposa de Francesco del Giocondo, por lo que la obra es también conocida como “La Gioconda”?
Leonardo nunca se separó de la obra porque —y ese es el secreto tras el enigma— es su autorretrato idealizado, ya que la exactitud entre las proporciones faciales del retrato del viejo y barbado Leonardo en la galería Brera de Milán y la Mona Lisa coinciden con milimétrica precisión, digamos la relación de las proporciones entre las pupilas, la distancia entre el mentón y la frente, como lo descubrió una investigadora de la Smithsonian de Washington que por casualidad yuxtapuso en una pantalla el retrato del viejo artista con la Mona Lisa, mitad y mitad...
Como un dato especial mencionaremos que la casa real británica, que el sábado enterró al consorte de la Reina Isabel, tiene la mayor colección de los cuadernos de apuntes de Leonardo.
El arte es una de las medulares facetas de la civilización occidental, lo que permite al artista materializar, dar cuerpo a sus visiones internas, expresar lo que lleva en su alma. El arte, en tal sentido, es la expresión más pura de la libertad: el pintor traslada esas visiones, emociones, a los lienzos, en igual forma como los músicos, los escultores, los grandes arquitectos hacen realidad tangible sus ideas, lo que llevan en su alma y corazón.
Hay que dejar libre al espíritu para encontrar nuevos derroteros
A través del arte, las personas, los pueblos, “aprenden a ver”, a trascender la realidad cotidiana y descubrir nuevas dimensiones del alma.
En las dictaduras, las autocracias, donde han sentado sus reales fanatismos diversos, diabólicos, se pretende regular el arte, lo que es una forma de encadenar el espíritu, lo que inclusive les llevó a querer destruir esas obras, incluyendo las luminosas pinturas de Marc Chagall.
Bajo el estalinismo, como con los nazis, se enalteció “el realismo”, condenando como obras degeneradas lo que no encajaba con sus mezquinas nociones sobre los procesos creadores del artista. Truman, uno de los tres destructores de Alemania y el hombre que lanzó dos bombas atómicas sobre ciudades japonesas, se burlaba del arte abstracto comparándolo con un plato de “huevos con jamón”; los nazis forzaron a Emil Nolde a un “silencio”: no podía pintar esa “basura mental” de sus propios impulsos; los estalinistas persiguieron a Shostakóvich el compositor, a Pasternak el poeta, a sus pintores.
Los artistas a lo largo de la historia se sostenían con el patrocinio de mecenas, los que encargan la ejecución de murales, altares, retratos. El último en proteger a Leonardo fue Francisco I de Francia, razón por la cual La Gioconda es uno de los más preciados tesoros de la nación.