Un grupo de patanes que se identificaron como miembros del oficialismo fue filmado celebrando frente a un ataúd con la bandera del partido efemelenista, al parecer después del asesinato de dos activistas de este último a manos de pistoleros al servicio del Ministerio de Salud.
Que sepamos, un hecho de tal bajeza nunca se dio en nuestro medio; la costumbre es respetar a las familias dolientes aunque el fallecido no haya gozado de nuestra simpatía en vida. En la muerte, oímos una vez decir a uno de los primeros militantes comunistas desde finales de la dictadura martinista,“todos somos iguales”, aunque a unos se les venera por sus buenas obras y su categoría, otros son rápidamente olvidados, mientras grandes criminales, dictadores, genocidas se maldicen por decenios o milenios, como Calígula, Nerón, Vlad Tepes, Stalin, Hitler…
El execrable suceso encaja con lo que el cleptodesgobernante viene haciendo desde que asumió el poder, cual es hacer mofa, insultar, descalificar, sembrar odio, atizar enfrentamientos, difamar familias, personas, grupos humanos, productores.
No sorprende que esta clase de hechos exacerben el ambiente político, confundan aún más a los nul-pensantes, revuelvan nuestra sociedad y lleven a la clase de agresión que el país contempló el 31 de enero con el ataque al grupo de militantes efemelenistas, a lo que debe sumarse la amarga experiencia sufrida por los niños que se conducían en el vehículo de las víctimas.
La horrible realidad de la violencia, de los asesinatos para llenar macabras cuotas impuestas a los que tienen la gran desgracia de ser forzados a integrarse a una pandilla, los taxistas que por error entran a un lugar donde matan por matar, los pequeños tenderos que no pagan a tiempo la extorsión… todo ese siniestro ambiente es horrible para que adicionalmente nos caiga encima la prédica de odio del cleptodesgobernante.
El manoseo de los fondos públicos que viene haciendo el régimen, el endeudamiento permanente para acrecentar su botín, la emisión de letes de cuyo uso no da cuentas, llevó a que Moody’s, la prestigiosa firma evaluadora de riesgo, bajara la calificación del país a “negativo”, afectando gravemente la inversión y con ello la generación de empleo, más en un momento y que en parte a causa del torpe manejo del régimen, tantos negocios han tenido que cerrar, tantas familias y comunidades han caído en la pobreza.
Pero la desbordada soberbia del “excelentísimo”, creer que es dueño de la verdad, lo cierra a toda crítica, consejo, advertencia, lo que literalmente está hundiendo al país en un lodazal que tomará decenios en superarse, si no es que quedamos como nación fallida, sin esperanza.
Para no caer en una infernal dictadura todos debemos votar por la decencia
Mañana se cumple un año desde el fatídico 9F, lo que no debe nunca más repetirse pero mientras continúe el mismo ciego timonel conduciendo la nave, seguimos expuestos a todos los desastres imaginables.
Lo más repugnante en este cuadro es el despilfarro de recursos públicos —dinero que los contribuyentes han hecho a costa de sacrificios y gracias a su perseverancia— para hacerse propaganda, para intentar lavar la cara de un ejército desprestigiado, para cacarear obras inexistentes y divulgar más mentiras y falsas promesas.
A esto se suma el acoso a los informadores independientes, la diatriba contra libertades esenciales y, por encima de ello, el vil plan de hacerse con los tres poderes del Estado para montar una dictadura.
¡Todos a votar contra la perversidad…!