Jamaica enseñando a pobres a ser educadores de sus hijos

Más allá de atender las necesidades básicas de los niños y de ofrecerles cariño y afecto, los adultos pueden siempre mejorar la calidad de sus interacciones con los pequeños “facilitando que el niño comprenda todos los estímulos de su entorno.

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2018-08-05 8:40:22

¿Qué pueden hacer los padres para aprovechar los primeros mil días de vida de sus hijos, para hacer de ellos personas más inteligentes, felices y capaces?

El periódico El País, de España, cita que un estudio realizado en Kingston, Jamaica, enfocado en niños y madres en sectores desfavorecidos a los que se les ha dado seguimiento durante más de 30 años, comprobó los beneficios de una atención adecuada durante la infancia para la vida adulta. “Durante dos años y una vez a la semana, esas madres recibían la visita en su hogar de promotoras de salud para mostrarles, con libros y juegos, cómo podían convertirse en educadoras de sus propios hijos. Veinte años después, rigurosas evaluaciones han demostrado que los niños que formaron parte de ese programa presentan un mejor rendimiento académico, menos conductas violentas, mayores habilidades sociales y salarios un 25 % superiores a los que obtienen aquellos que no se vieron beneficiados por las visitas.

La contundencia de los datos publicados por los estudios de Jamaica ha inspirado numerosos programas de crianza en diversas partes del mundo. Fruto de todas estas experiencias surge Reach Up and Learn (“Alcanza y aprende”), un paquete de materiales y contenidos curriculares en varios idiomas que se pueden adaptar para poner en marcha programas de visitas al hogar similares, con frecuencia semanal o bisemanal y destinados a niños desde los cero hasta los cuatro años.

El reto es que cada país adapte el programa a sus propias características culturales —ya sea a través de las canciones, las rimas, los juegos o las imágenes empleadas— así como a su contexto y capacidad para ponerlo en marcha y desarrollarlo.

“Sin embargo, la inadecuada estimulación temprana no es únicamente un problema de las familias pobres de los países en desarrollo. La falta de tiempo, el cansancio, la presencia de otros hijos o las responsabilidades no familiares limitan a menudo la calidad y la cantidad de las relaciones entre adultos y niños, lo que lleva a desperdiciar oportunidades irrepetibles para su desarrollo neurológico.

El juego es el mejor campo
para que el niño aprenda

Más allá de atender las necesidades básicas de los niños y de ofrecerles cariño y afecto, los adultos pueden siempre mejorar la calidad de sus interacciones con los pequeños “facilitando que el niño comprenda todos los estímulos de su entorno”.

“El aprendizaje de los niños se verá beneficiado si se atiende a sus señales y se siguen sus intereses (nombrando el objeto al que dirige la mirada o hablándole de lo que está sucediendo) o si se aprovecha cualquier ocasión para introducir nuevos conceptos (la hora del baño, por ejemplo, es un momento ideal para distinguir las partes del cuerpo o las diferencias entre frío/caliente, mojado/ seco). También es clave tratar de expandir el conocimiento y el vocabulario del niño (al mirar un cuento o dibujo juntos, describiendo las imágenes y llamando su atención sobre otros detalles) y, sobre todo, si se juega con él”.

“Jugar es la mejor manera de aprender para los niños y permite a los adultos, entre otras muchas cosas, participar y potenciar su juego para introducir retos y problemas para que el niño los resuelva. Finalmente, reconocer y reforzar todos sus esfuerzos de manera positiva promoverá su autoestima y les animará a seguir aprendiendo”.

Los lineamientos básicos se conocen; toca ahora a padres y hermanos aplicarlos.