En la Universidad Nacional se dice que suspendieron exámenes programados para que sus alumnos pudieran marchar hacia la Asamblea Legislativa, donde intentaron entrar violentamente, causaron destrozos y resultó lesionado un camarógrafo de televisión que cubría la irrupción.
El pretexto es protestar por una ley que privatizaría el agua, pero es evidente que el verdadero motivo es desviar la atención del público del proceso contra Funes, que exhibe el grado de corrupción que afecta no solo a dicho sujeto, sino a una mayoría de funcionarios de los dos regímenes rojos, que se ha denunciado que se han enriquecido desviando a sus bolsillos bienes públicos además de hacer fiesta con los impuestos que pagan los salvadoreños.
Hasta hace muy poco los efemelenistas defendían a Funes e inclusive facilitaron su fuga a Nicaragua, pero ahora que sale a luz la enorme cantidad “de lo presuntamente robado”, trescientos cincuenta y un millones de dólares, no pueden seguir tapando el sol con un dedo.
Los que se prestan a esa clase de protestas violentas deben saber que solo están siendo usados para tapar el saqueo de millones de dólares, que pudieron servir para hospitales, medicinas, escuelas y carreteras.
Engañar a la gente, esconder registros e información, inventarse lo que no existe es el eterno meneo de los rojos, que inclusive manejan un aparato de difamación y confusión con los troles, veinte mil sitios desde donde calumnian, falsifican, insultan y amenazan, como Putin con su diluvio de troles sobre Estados Unidos.
La función de los troles, los que utiliza la dictadura rusa para atacar a Estados Unidos como el trolero salvadoreño que tiene más de veinte mil “domains” para difamar, es falsificar y agredir personas e instituciones, comenzando por publicaciones apócrifas de EL DIARIO DE HOY y La Prensa Gráfica, lo que en su momento fue denunciado.
El agua puede “fabricarse” aprovechando las lluvias
Privatizar el agua es un contrasentido, como se demostró cuando se pasó la facultad de sacar y servir agua que estaba en manos de las alcaldías, para fundar ANDA, lo que hizo el recordado ingeniero Alfonso Valdivieso, partiendo de un irrefutable hecho: que nadie sabe cómo están los mantos acuíferos en el subsuelo, por lo que el municipio tal podría estar bombeando agua que corresponde al municipio tal.
El agua del subsuelo es una y repartirla es asunto muy complejo, como sucede cuando un caudaloso río atraviesa dos o tres países, como el Jordán en el Medio Oriente.
Hay quienes recogen agua de lluvia y la almacenan, lo que es su propiedad y de nadie más. Considerando que nuestro país recibe el equivalente de dos metros de lluvia (en todo el territorio) y que “el Estado” y sobre todo los funcionarios actuales no hacen nada para aprovecharlo fuera de las lluvias que naturalmente caen en embalses de presas o cuerpos de agua como los lagos.
Que alguien, por cuenta propia, forme embalses en cauces secos o en alguna forma recoja agua donde no la hay, merece poder venderla o usarla en regadíos propios, pues en esa manera una porción de lo que va al mar se queda en tierra y la aprovechan todos. Y eso hizo don Napoleón Altamirano en una propiedad suya en el norte.
Esto que describimos lo están haciendo países al sur del Sahara como también en Israel. Inclusive ya se propuso arrastrar un Iceberg a esas sedientas tierras para suplir de agua pura a la población, esquemas que pueden, entre otros, aliviar la sed del sur de California.