Una caravana de migrantes procedentes de Honduras le tocó la puerta en su primer día al nuevo Gobierno de Guatemala. Y un contingente de solicitantes de asilo listos en la frontera sur de EE.UU. para ser enviados a Guatemala.
La presión hacia el gobierno guatemalteco es grande ante el pronunciamiento del presidente Alejandro Giammattei de revisar el acuerdo de tercer país seguro que firmó su antecesor, donde de manera inconsulta aceptó recibir migrantes solicitantes de asilo en EEUU, comprometiéndose a su protección integral.
Guatemala es importante en la estrategia de contención de las migraciones implementada por EEUU en Centro América, su ubicación geográfica y el embudo dibujado en la ruta migratoria.
Por sus características y número de personas que integran las caravanas no se les puede ver como sinónimo de crisis migratoria, son más bien un elemento desestabilizador para Centroamérica y México y coyunturales (estratégicas) para la administración Trump.
El reto para nuestros nuevos líderes políticos en la región está claro. Un análisis comprensivo de la nueva realidad migratoria es preciso y oportuno, para la protección de la familia centroamericana. Están vigente convenios internacionales ratificados por nuestros países, los cuales deben hacerse sentir, antes de caer en acciones de violencia y reprensión para una movilidad humana que busca protección y refugio, principalmente garantizar la protección para niños y niñas, que son los más vulnerables.
El artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos garantiza la protección de toda persona que se movilice con el derecho que tiene de circular libremente y elegir su lugar de residencia.
Recién al presidente Trump le han sido aprobados fondos para la construcción del muro. México está comprometido con EEUU a impedir el paso de migrantes irregulares, por tanto este no es el mejor momento de migrar y a la vez los gobiernos deben asumir su responsabilidad de provocar la movilidad humana, la cual es resultado de la poca efectividad de sus políticas sociales (empleo, salarios dignos, salud, seguridad social, acceso al sistema financiero, violencia entre otros ) y garantizar calidad de vida.
El Salvador ha dado un paso adelante en la región al iniciar un plan de migración ordenada o migración laboral, ante el actual panorama se vislumbra como la única opción. Esta propuesta de migración ordenada debe ser una política regional más que una política migratoria nacional, juntos los países deben fortalecer las negociaciones y los acuerdos internacionales, los cuales deben garantizar la portabilidad de los derechos laborales.
El presidente Bukele, en la toma de posesión del gobierno de Guatemala, invitó al presidente Alejandro Giammattei a unir energías regionales y a fortalecer toda acción integracionista. Enhorabuena ante algunas intenciones de revisar el CA4.
Director Ejecutivo Instituto Salvadoreño de Migraciones.