El circo de paso de la felicidad

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Rinocerontes negros en la sabana de Lewa Wildlife Conservancy. AFP

Por Carlos Balaguer

2022-01-19 6:58:01

“¡Llevadme con vosotros! -suplicaron dos niños a los del circo errante-. Practicamos el arte de soñar y de cantar canciones olvidadas!”. Pero el circo -así como aparece por las noches- desaparece en el amanecer del predio municipal. El sufrimiento es ilusión, como lo son la misma vida, el circo y la felicidad. Sólo eres ahora. Mañana los circenses habrán partido en su largo vagabundear. Si eres poeta tus palabras quedan cinceladas en el mármol del viento y del deseo. Con los años leen tus versos, como mirando al fondo de tu propio corazón. Pero lo que encuentran ya no es al hombre ni al poeta, sino sus sueños. Después el sol imaginado que nunca pudo ser, alumbrará la tierra de los anhelos. Y allá irán las carpas coloridas de los cirqueros del reino de “nunca jamás” que -seguramente- ya no han de volver. Y, si acaso volvieran, ya no serían los mismos magos, acróbatas, payasos, fieras y lanza-puñales. Tulita y Balmore eran dos niños huérfanos separados de su madre. Vivían en las azules cumbres de la sierra de las Balsameras. Ellos soñaban con la felicidad y -un día que arribó al pueblo un circo viajero- quisieron irse con los circenses que vieron en ellos dos posibles artistas. Pero el padre los amonestó y quedaron dormidos llorando. Al despertar -como todos los circos de paso- aquel se había ido. < “La Felicidad es Cuento”  C. Balaguer-Amazon>