Una larga noche

Existen muchos factores que pueden provocar insomnio de forma secundaria. Medicamentos u otras sustancias, malos hábitos, trastornos hormonales y enfermedades emocionales como la depresión o los desórdenes de ansiedad, son causas muy frecuentes

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Por José María Sifontes

2019-11-29 7:11:23

Después de un día lleno de trabajo, cargado de una dosis importante de estrés y con mil cosas en qué pensar, que reconfortante es la perspectiva de una buena noche de sueño. Dormir es, aparte de muchas cosas, un gran consuelo. Al sueño se le ha llamado “El Tirano Amable”, porque nadie puede escapar a su dominio, pero lo ejerce de una manera delicada. Es la actividad humana más democrática pues al dormir todos nos volvemos iguales. Para algunos es hasta un simulacro de la muerte pues comparte con ésta varias similitudes. Desde el punto de vista científico el sueño fue por largo tiempo un misterio, y es hasta recientemente que se ha llegado a conocer acerca de su fisiología y sus propósitos. Además de su clara función de restaurar energías, el dormir es esencial para la regulación hormonal, la optimización de la respuesta inmune y la estabilización de la función circulatoria. Durante el sueño el cerebro se limpia de residuos y el sistema nervioso en general se fortifica. Tiene asimismo una función organizadora de recuerdos, desechando los inútiles y afirmando los que tienen utilidad. Tiene un importantísimo papel en la regulación de la emociones al estabilizar el funcionamiento del Sistema Límbico.
Si esta necesaria y consoladora actividad no se produce de forma adecuada sobrevienen los problemas. Pocas cosas perturban tanto a una persona como el insomnio. Frustración, ansiedad, incomodidad, hastío, son sensaciones que comúnmente van asociadas a esta condición. El insomnio afecta a una gran cantidad de individuos. De acuerdo a algunas estimaciones entre el 20 y el 50 por ciento de personas han experimentado insomnio en algún momento de sus vidas, y el 17 por ciento consideran el problema como grave. Las variaciones son amplias pues dependen del concepto que demos del fenómeno. El insomnio puede ser un desorden por sí mismo o un síntoma de otra condición. En el primer caso se llama Insomnio Primario y en el otro secundario. El Insomnio Primario se caracteriza por dificultades en iniciar y mantener el sueño o por la sensación de que éste no fue restaurador. Otro requisito es que debe haber durado al menos 4 semanas para ser apropiadamente definido. Una noche o incluso varias noches de insomnio son normales, especialmente en las personas que ya entraron en la madurez y cuando están sometidas a algún estrés no habitual. A todos nos pasa ocasionalmente, y se corrige sin mayor problema. En el caso del Insomnio Primario lo más importante es un buen diagnóstico, es decir determinar si realmente es primario o consecuencia de otra situación. Existen muchos factores que pueden provocar insomnio de forma secundaria. Medicamentos u otras sustancias, malos hábitos, trastornos hormonales y enfermedades emocionales como la depresión o los desórdenes de ansiedad, son causas muy frecuentes. El control exitoso dependerá de una identificación de la causa.
Cuando las noches de insomnio se van volviendo más frecuentes es útil tomar ciertas acciones que pueden ayudar. Entre las medidas de higiene del sueño están levantarse y acostarse a la misma hora (incluyendo fines de semana), evitar las siestas, utilizar la cama sólo para dormir, no para comer, ver televisión, leer o hablar por teléfono; hacer ejercicio al menos tres veces por semana, idealmente en las mañanas, y evitar sustancias que afecten el sueño. Si esto no mejora la situación lo apropiado es buscar ayuda profesional. El dormir bien es demasiado importante como para no darle prioridad.

Médico siquiatra