El tabú de la menstruación

De acuerdo con la UNICEF, “aprender sobre la menstruación y crear espacios seguros para tener conversaciones e intercambiar conocimientos es un aspecto crucial para empoderar a las mujeres”. Sin embargo, la educación y dichos espacios de conversación deben ir acompañados de acciones concretas.

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Por Adriana Delgado

2022-01-07 4:04:02

A lo largo de su vida, una mujer menstrúa en promedio durante 40 años. De este modo, el ciclo menstrual es una de las cosas más normales para el cuerpo femenino; sin embargo, todavía existe mucho estigma sobre el tema, el cual muchas veces es tachado de incómodo e inapropiado, especialmente si se discute cuando hay hombres presentes. Además, ya sea por comentarios sexistas sobre los síntomas asociados con el síndrome premenstrual, por la vergüenza o el miedo que algunas mujeres sienten por mancharse, o por la falta de acceso a productos sanitarios de calidad y saneamiento, las mujeres y niñas, particularmente aquellas de bajos recursos, son vulnerables durante su ciclo menstrual.

Para empezar, muchas mujeres estamos familiarizadas desde temprana edad con comentarios como “¡Ah!, es que anda con la regla”, o “está en sus días”, emitidos cuando expresamos alguna emoción fuerte. Bromas en el colegio, discusiones en círculos sociales y comentarios en redes perpetúan el estereotipo de que las mujeres son incapaces de controlar sus emociones, y en muchas ocasiones se asocia cualquier tipo de descontento, expresión de enojo o estrés con los efectos de la menstruación, lo que cataloga dichas reacciones como una exageración y minimiza las ideas que así se expresan en ocasiones. En otras palabras, se trae a cuenta el periodo como una ofensa que denigra el que las mujeres se expresen de cierta forma.

Lo anterior no solo es producto del sexismo, sino también de la falta de educación sexual. La desinformación que la misma causa perjudica en última instancia a las mujeres y niñas salvadoreñas de distintas maneras, como la ya mencionada. Otro ejemplo es que muchas personas tienen la idea de que es malo que las niñas usen tampones durante su periodo, ya que consideran que dicho producto les “toma” la virginidad. Esta falsa creencia resulta nociva, pues para muchas el tampón puede ser una opción más cómoda y conveniente, especialmente para aquellas que pasan días más ajetreados o quienes practican algún deporte.

Asimismo, dado que la menstruación está catalogada como un tema tabú, los hombres generalmente tienen una noción extremadamente básica del ciclo menstrual y sus implicaciones; algunos consideran el flujo menstrual una simple prueba de que la mujer no está embarazada o una causa de malestar para la misma. Esto deja de lado las implicaciones físicas y emocionales que este proceso fisiológico conlleva. Por ejemplo, el síndrome de ovarios poliquísticos puede manifestarse cuando el ciclo menstrual es irregular o no se presenta, y tal enfermedad puede incluso provocar la infertilidad. Por ende, tanto mujeres como hombres deben informarse bien sobre este tipo de temas.

De acuerdo con la UNICEF, “aprender sobre la menstruación y crear espacios seguros para tener conversaciones e intercambiar conocimientos es un aspecto crucial para empoderar a las mujeres”. Sin embargo, la educación y dichos espacios de conversación deben ir acompañados de acciones concretas. Uno de los grandes problemas que enfrentan las mujeres y niñas de bajos recursos es la pobreza menstrual, es decir, no tienen acceso a recursos de higiene menstrual tanto a nivel personal como en las instalaciones escolares. Datos publicados por ANDA muestran que más del 8.7 % de los salvadoreños no tiene acceso a agua potable, de los cuales un 99 % reside en zonas rurales, y, además, no cuentan con un sistema de tuberías. Esto es un indicador de la escasez de recursos a la que se ven sometidas muchas mujeres, que puede incluir la pobreza menstrual.

Como sociedad salvadoreña debemos abrir espacios de conversación en los cuales sea posible discutir estos temas catalogados como tabú, para verdaderamente ver un cambio. Además, debemos acostumbrarnos a hablar de forma clara y directa cuando se trata de temas de educación sexual y reproductiva; por ejemplo, abstenernos de usar eufemismos para definir un periodo menstrual, dado que eso solo perpetúa la idea de que el tema no es apto para una conversación. Es verdaderamente importante desmantelar el estigma asociado con el periodo menstrual para mejorar la calidad de vida de cientos de niñas y mujeres, pues eso en parte les permitiría buscar productos higiénicos seguros, exigir que los centros de estudio cuenten con las facilidades sanitarias necesarias; pero lo más importante es que tendrán el conocimiento necesario para poder conocer su cuerpo de mejor manera y poder vivir una vida más saludable.

Estudiante de Licenciatura en Economía y Negocios, Club de Opinión Política Estudiantil (COPE)