Su huella del carbono

Si nos concientizamos sobre la importancia de la huella del carbono, podemos empezar a revisar en las empresas la forma y las cantidades de combustibles que consumimos en los procesos

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La trama tuvo un objetivo educativo, los protagonistas explicaron de qué se alimentaba cada especie y el trato que se debe dar a los animales. Foto EDH/ Jorge Reyes

Por Pedro Roque

2019-08-17 5:41:11

Es la huella que todos dejamos, como cuando pasamos por un terreno húmedo y queda la huella de nuestro pie. Pero para el caso de huella del carbono, es la medida en que polucionamos, por la cantidad de gases invernadero que producen las empresas, las casas, la personas en el medio ambiente.

¡Entre más se poluciona, más grande es la huella del carbono que dejamos!… Son muchos los gases con efecto invernadero, pero principalmente es el dióxido de carbono que se queda flotando entre la tierra y la atmósfera y retiene la salida del calor hacia el espacio, causando el efecto invernadero, que poco a poco ha elevado la temperatura de la tierra y los océanos.

La consecuencia es el cambio climático que sentimos todos los días y sus efectos devastadores, como las grandes inundaciones, las sequías, las temperaturas extremas de 45 grados o las frías por debajo de los 30 grados. En los dos los polos de la Tierra desde hace muchos años se están derritiendo los gigantescos icebergs, que harán que suba el nivel del mar e inunde las costas que están muy poco sobre el nivel del mar y entre en las zonas por debajo de su nivel…

¿Y quiénes son los responsables? Todos los habitantes de la Tierra, menos las tribus de la selva que no polucionan.
Cada uno en su función de consumidor, ama de casa, empresario o dirigente gubernamental, somos responsables, por lo que hacemos, y sabiéndolo, dejamos de hacer.

Según cómo y cuánto utilizamos los combustibles fósiles o los productos derivados, así contaminamos nuestro medio ambiente, y ya hay calculadoras en internet con las que cada empresa, e incluso cada persona, puede calcular la dimensión, de su “HUELLA DEL CARBONO” y, por lo tanto, la herencia que les dejamos a las siguientes generaciones.

¿Y qué podemos hacer? ¡Nada! ¡Lo hecho, hecho está!…
Pero si nos concientizamos sobre la importancia de la huella del carbono, podemos empezar a revisar en las empresas la forma y las cantidades de combustibles que consumimos en los procesos y los desechos finales de los productos que fabricamos y los servicios que prestamos, para buscar formas -que las hay- para eficientar los procesos, consumir menos combustible y generar menos desechos contaminantes y gases invernadero.

Y en las casas aplicando las Tres “Rs”: Reducir el consumo, Reutilizar envases y Reciclar materiales. También seleccionando productos que contaminen lo menos posibles. Algunos desodorantes contienen cien gramos de producto útil que se consume en sesenta días y está envasado en un recipiente de plástico de 250 gramos, que tarda muchos años en disolverse si se tira a la basura y si se incinera produce gases invernadero.

He revisado la gráfica de la huella del carbono por habitante de El Salvador y es creciente en los últimos años con una inclinación de 30 grados… Sin embargo, en Alemania y los países del Primer Mundo es decreciente, en parte por la generación de electricidad que ahí ya una buena parte es solar y eólica. Y con las costumbres de consumo doméstico desde las casas se empieza a ordenar el reciclaje diferenciando la colocación de los envases y residuos según la vía por la que se reciclarán…

Aquí nos falta concientización, responsabilidad y respeto por el buen uso de la energía y los combustibles fósiles… Solo como ejemplo, Imagine la huella del carbono que nos deja una empresa con una flota de buses que sueltan grandes chorros de humo negro u otra que quema residuos sin el mínimo cuidado.

Pues sí, un reto más para cada no, reducir la huella del carbono que le dejaremos a nuestros hijos y las siguientes generaciones.

Pedro Roque
Pedroroque@metodopr.com