La señora Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, goza de credibilidad internacional pero a la vez de un repudio cargado de cuestionamientos por sus actitudes poco transparentes y a veces silenciosas frente a lo que sucede en países como Venezuela o Nicaragua.
Muchos han solicitado de forma permanente que ella pueda tener un mejor protagonismo en relación a la liberación de presos políticos y la apertura de un canal para la cooperación humanitaria internacional en Venezuela.
Sin embargo y en un giro importante, el último informe de la funcionaria, tras su visita a Venezuela, denuncia la represión de los militares y la crisis económica, el colapso sanitario y la emergencia alimentaria.
Pero los presos políticos y los exiliados han solicitado de Bachelet más atención hacia ellos.
La migración de venezolanos se cuenta por millones hacia diferentes partes del mundo, en especial a Colombia.
Si bien el informe de Bachelet es duro, la oposición esperaba un reclamo más enérgico hacia el régimen, pero no ven capaz a Bachelet para incriminar a Maduro; todo lo contrario, se ha vuelto a hablar de diálogo, que sólo le permite al régimen ganar tiempo y que las cosas se vayan enfriando.
Se ha reprochado también que ella no sostuvo reuniones con representantes de la Asamblea Nacional electa de forma popular en 2016 sino que con la Asamblea Nacional Constituyente chavista.
El informe no menciona explícitamente las censuras del régimen chavista a la prensa y deja mucha incertidumbre a la comunidad internacional.
El periodista Miguel Henrique Otero ha cuestionado la visita de Bachelet a Venezuela y además por qué esperar tanto a que ella pueda brindar un informe de algo que ya en el mundo entero es conocido a través de los medios de comunicación. “La cuestión es que la señora Bachelet no es sólo alguien insensible a la cuestión de derechos humanos. Esto es primordial: es una política profesional, una dirigente política cuyo pensamiento está anclado a la izquierda (…) el socialismo”, razona.
Afortunadamente, el Estado de El Salvador desconoce el régimen chavista y exhorta el restablecimiento democrático en Venezuela y la apertura para que se pueda entregar la ayuda humanitaria necesaria.
Las organizaciones que velan por los derechos humanos deben exigir que Bachelet haga una observación más amplia, emita un informe más completo y emplace al régimen chavista venezolano para que cese la represión y permita la vuelta a la democracia.
Licenciado en Relaciones Internacionales.