Punto de honor

No debe ser un tema a tratar a la ligera. Debe el presidente asesorarse de la mejor gente (que no son los que están) para que le digan la verdad sin tapujo de que no es algo fácil surtir de medicamentos a un país con una población tan enferma, pero no es algo imposible. Es esa voluntad de hacer las cosas pensando en el presente pleno para todos.

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Foto de referencia/ AFP

Por Ricardo Lara

2019-10-10 7:19:13

Abastecer la red nacional de salud no es tarea fácil. Debemos tomar la palabra al Presidente de la República y creer que ese imposible será una realidad.

Todas las piezas encajan con el tiempo. Es de resaltar al Presidente que decide involucrarse personalmente y prometer que no faltará medicamento alguno. Ahora, nadie queda pobre de ofrecer y algo que parece un reto de los 100 días en la Presidencia es posible de cumplir en esa fecha muy personal a sabiendas de que a los 101 y 365 días no habrá medicamento según lo prometido. Volvemos a que debe ser un punto de honor y debe ser cumplido por el presidente, si no quedamos como siempre, ¡bla, bla,bla! Y nulas o pocas acciones.

Algo que se debe entender tanto por el gobierno, la oposición y troles es que el dolor no tiene bandera política y el único beneficiado con un abastecimiento de medicamentos en la red nacional es ese paciente que merece lo mejor.

No debe ser un tema a tratar a la ligera. Debe el presidente asesorarse de la mejor gente (que no son los que están) para que le digan la verdad sin tapujo de que no es algo fácil surtir de medicamentos a un país con una población tan enferma, pero no es algo imposible. Es esa voluntad de hacer las cosas pensando en el presente pleno para todos.

En un país caótico cualquier pequeña cosa que haga ver que el presidente desea y trabaja por mejorar la calidad de vida del salvadoreño promedio se verá como algo astral. ¿Por qué hemos llegado a niveles tan bajos que nos conformamos con la nada? Por la miopía de las dos fuerzas políticas que gobernaron el país, nos hicieron creer que determinada acción encaminada a lograr un pequeñísimo cambio en la calidad de vida no era un derecho sino que era la gracia y nobleza del monarca en turno, ¡Tan mal estamos!

Por supuesto que el país no toma visos de salir de ese atolladero eterno y es por eso que debe ser punto de honor en la agenda del gobierno cumplir con la promesa de superar la carencia de medicamentos, pero ¿qué es lo que va a la par del medicamento? El personal de salud que debe cumplir las indicaciones de prescripción, por lo que la contratación de médicos especialistas, personal de enfermería, laboratorio clínico y tantas áreas olvidadas debe realizarse con la mayor brevedad y bajo el marco legal, nada de contrataciones bajo el régimen de prestador de servicios que ni un estibador del puerto de La Unión firmaría sino es con honorarios dignos, horario laboral legal y no ocupar aquellas viejas tretas donde se juega con el hambre del pueblo.

Por el momento todo ha quedado en buenas intenciones y de ellas está empedrado el camino al averno, por lo que estaremos vigilantes de que ese ofrecimiento no fue un arranque de euforia cuando se cumplieron los cien días de gobierno sino un arranque de hombres de honor donde prima el bien común.

Vemos con entusiasmo el aumento en el número de residentes para el 2020. No es fácil abrir plazas en un estado pero por algo se debe empezar, que sean médicos residentes preparándose y no trabajadores de la salud cuya única misión es rajarse el lomo y olvidan su preparación académica. Empezar a operar a pacientes que llevaban años de retraso por la infame burocracia es de felicitar. No se vale que por ese desprecio a la vida muchos salvadoreños tuvieran que esperar y dormir y a veces morir el sueño de los justos, no, no se vale.

Como salvadoreño quisiera remarcar tantas cosas que el país necesita, pero desde mi trinchera que es el sector salud retomo el punto de honor de tener toda la red de salud abastecida. Todos los que laboramos en salud sabemos que eso no está sucediendo. No hay medicamentos básicos en muchos hospitales ni unidades de salud, pero no fue mi persona la que ofreció resolver tales problemas sino el presidente, quien tiene el deber moral de cumplir su palabra, y debemos recordar a nuestra dinamitada sociedad que es el primer presidente que asume un compromiso tan grande y enhorabuena que se cumpla. Si no, volvemos a los cohetes soplados de Navidad ¡Mucho envoltorio y poca pólvora!

Médico.