Las 3000 plazas y la reconversión docente

¿Y qué harán estos 3000 seleccionados ante las nuevas tendencias y formas que modernamente exige la enseñanza?

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Esta era la casa donde nació el almacén. La idea fue de la migueleña María Rodríguez de Boet, quien se casó con Paul J. Boet. En un inició, el matrimonio pensaba instalar un taller para reparar equipos electrónicos y vender discos en esta capital. Foto EDH/ Archivo

Por José Ernesto Urbina

2021-10-27 5:47:16

Medios prestigiosos como EL DIARIO DE HOY (6/10/21) publicaron las vacantes de 3000 plazas para la enseñanza en la Educación Nacional. Los requisitos para optar por una vacante (MINECYT) son: cumplir con la documentación requerida; someterse a una prueba de conocimiento general y otra de conocimiento especializado; finalmente, una prueba psicométrica. Así, sin pasar el proceso de ingreso a la docencia, reglado en el Art. 18 de la Ley de la Carrera Docente, el Ministerio lo ignora con un opaco cumplimiento de los objetivos de la misma Ley (Cap. II, Sección a), especialmente el 3 y el 4, referentes a la formación y al empleo de los docentes.
Este hecho pareciera normal en una situación crítica por la pandemia, pero:
¿Cómo se acumularon más de 18,000 maestros desempleados? La historia educativa reciente registra la apertura de la formación docente a los Tecnológicos y Universidades como una carrera más de su oferta educativa, sin considerar seriamente: infraestructura, perfiles, formadores, y el papel socioemocional de los educadores en los alumnos. Ya antes había un rezago de desempleados provocado por aquella apertura de “escuelas normales privadas “(de garaje”) en la década del 60 y el cierre de las Normales en el 80, a la par del “boom” de las universidades privadas que culminó con el regalo del MINED, de la formación docente, produciendo cualquier cantidad de profesionales con discutible preparación; pero se acumuló capital para algunos dueños de universidades privadas.
¿Con qué calidad profesional egresan de los centros de formación de hoy? Basta con asistir a una práctica docente de los estudiantes y revisar la supervisión. Un desarrollo curricular adaptado a las limitaciones económicas de las universidades y no de las necesidades educativas, con formadores de maestros que podrían contarse con los dedo de la manos, algunos excelentes educadores.
Si constitucionalmente el Estado es el responsable directo de la formación de maestros, no caben tibias acciones como la creación de unidades administrativas reflejadas únicamente en los gastos corrientes del presupuesto. Si el Estado no ha asumido su responsabilidad de formar verdaderos profesionales de la educación, ojalá aprovechara esta coyuntura sistematizando empíricamente la resiliencia social o la ley natural de la selección para escoger a los mejores elementos de esos 17,000 aspirantes.
¿Y qué harán estos 3000 seleccionados ante las nuevas tendencias y formas que modernamente exige la enseñanza?
Los nuevos roles, tanto de la familia como de los maestros en esta situación de pandemia, demandan la necesidad de formar no solo para la tradicional educación presencial, sino también para la educación en línea, y estar consciente de que aquélla todavía no ha resuelto el problema de la calidad y la eficiencia que padecemos, y cómo resolverá con su práctica, la controvertida brecha entre educación presencial, educación virtual, y cómo le hará para pasar del simple contenido al desarrollo de competencias ¿Qué nuevas ideas aporta el INFOD al respecto? ¿Y el 5% del PIB logrado será para mejorar la educación o seguirá la senda del gasto corriente como la tradición lo demuestra?
¿Y qué decir de los estímulos para maestros que siguen demostrando vocación y competencia en las peores circunstancias de trabajo? El Estado, ni legal ni moralmente, ha reconocido la nobleza de la vocación docente. Las organizaciones magisteriales manejan a conveniencia de sus particulares apetitos politiqueros, el término “dignidad magisterial”, desnaturalizando los máximos honores de las medallas nacionales al mérito magisterial …. Quizá haya que revivir a los egregios Gerardo Barrios y Francisco Menéndez para que haya un justo aprecio por los educadores y gocemos así de una mejor educación en general.

Educador/ Joserne1@outlook.com