Teatro de fantasmas del Divino Dramaturgo

De la cósmica imaginación del Divino Dramaturgo, surgieron los actores fantasmas. Mismos que no son los espectros visibles de la “realidad” de la escena, sino las sombras humanas que -así como surgieron- se vuelven de pronto invisibles en el teatro de la vida. Nacen, brillan y luego desaparecen. ¡Como la flor, la gloria, la belleza y las estrellas! Muy similares a los “quarks” (las partículas más ínfimas del átomo del microcosmos) que describe la “mecánica cuántica” de la astrofísica. Así nacieron estas sombras urbanas de la comedia humana. Donde todos somos autores y actores de nuestro papel estelar. Breve y fugaz como la ilusión del Gran Ilusionista de las estrellas. Como aquellos, tú y yo somos fantasmas pues sólo duramos un instante en la memoria del tiempo universal. Ambos -protagonistas de un instante del teatro del mundo- también seremos espectro, desnuda aparición de la felicidad en la tragedia escénica. Siempre buscando el dorado amanecer del anfiteatro en donde vivir y brillar. Porque también las apariciones tienen derecho a vivir e imaginar la gloria. Así sean actores fantasmas de la vida o de la vida fantasma. Partes del mismo elenco de magos, vírgenes y cortesanas, hechiceros, cómicos, héroes, asesinos, cantores y siluetas… (II) <de “El Drama Divino”>